Juicio final
Regresaba a casa después del último día de enfrentamientos. Muchas habían sido las víctimas de todos aquellos años, pero su lucha no había sido en vano. Finalmente la Ley de Igualdad de Derechos entre Humanos y Zombies había sido aprobada.
Descerebrados
Después de golpearlo brutalmente y comprobar que aún se mantenía pie, decidieron arrancarle la cabeza con un bate de béisbol. Trozos de sesos mancharon sus caras.
–¡Qué asco! –dijo el bateador–, ahora apestaré a vagabundo durante una semana.
Sus compañeros reían divertidos mientras liquidaban sus Whoopers aderezados con sangre.
El mejor lugar de la casa junto al fuego se le reservaba siempre al Cuentacuentos