Un mar de puzles
Como cada mañana desde que descubriera aquella paradisiaca isla desierta, escribió el mensaje, hizo añicos el papel, metió los trozos dentro de una botella y la arrojó al mar. Deseaba encontrar alguien que le hiciera compañía, pero solo aceptaría aquellos a quienes les gustaran los rompecabezas.
¡Arriba!
Mírame a los ojos...