La madre del taxidermista
De niño acompañaba a papá al especialista. Solía dejar las cabezas de las piezas cazadas, y él le devolvía lustrosos trofeos. Me gustaba el intenso olor a formol y la expresión sonriente de aquella señora, siempre con aquel gesto amable. Siempre.
EL VERDUGO
Decidió pedir la excedencia incapaz de soportar la imagen que le devolvía cada mañana el espejo.