Rencor
Adelanta una mano abierta en señal de tregua.
Pienso en responder al gesto y atenazar su muñeca; en hundir la mano libre en su rostro y sacarle los ojos. Me contengo. Tras el firme apretón, pregunta:
—¿Todo olvidado, entonces?
—Claro —respondo.
Me obligo a sonreír, y la falsedad aflora.
Asuntos del corazón
Como pude elegir, le solicité a Iamarash que me reencarnara en chinche. Desde entonces aprovecho las noches para recuperar la sangre que me sacó con mi Visa mientras ella sonríe con mis mordisquitos.
¿Una foto? Sonría pues.