Este fin de semana he estado en Barcelona en el III Encuentro Hislibris (web de literatura histórica). Hubo varias mesas redondas muy interesantes que, desde diferentes ángulos, analizaron el género y sus límites. Se habló mucho de la exigencia o no de hechos o datos fieles, de las licencias literarias admisibles, del equilibrio entre ficción-realidad, el mayor o menor peso de lo literario sobre lo histórico, etc.
Como escritora, lógicamente yo me hallaba de acuerdo con la postura que considera lo de novela como sustantivo y lo de histórica como adjetivo, es decir, que puedes poner todos los datos y escenarios fieles que quieras pero lo central tiene que ser la historia, la trama que cuentas. Lo demás son crónicas.
Igualmente para mí las licencias son casi ilimitadas, pienso que no es responsabilidad del autor enseñar Historia a nadie, aunque sí incitar al lector, como sugirió alguien, o provocar su curiosidad e interés para que se informe en otras fuentes de no ficción sobre un período o hecho concreto. Me interesa mucho el momento histórico a la hora de escribir por su influencia sobre los personajes y sus acciones. Creo que todos somos, en una cierta parte, producto de nuestro tiempo y es en ese sentido, más que en cuanto a proporcionar datos exhaustivos, en el que la Historia puede ser clave para la historia de uno.
Comparto esa postura. Para mí el trasfondo histórico debe de colaborar para enriquecer un relato, aportarle matices ambientales o detalles que lo engrandezcan, sin comerse el espíritu de la obra.
Me hubiera gustado asistir a ese encuentro, pero es que se hacen todos en el quinto pino de lejos.
Ni hislibris, ni presentaciones chulas de algun libro, ni naranjas de la China. Las tierras galaicas siguen tan olvidadas como en épocas de antes de Escipión el Africano.
Por cierto...¿aparte de exponer ideas, opinar y tal...jugaste al fútbol o algo?
"Nunca tantos, debieron tanto absolutamente a nadie"
Ser Huinston Chungchil