Voy a la cocina, donde se amontonan chocolatinas, polvorones y demás diabetogénicos en la mesa regaladas a mi abuela por sus amistades, cuando un envase dorado con seis compartimentos llama mi atención. La pegatina pone "Kit tecnológico 80g". En él hay, jugando con los colores de diversos tipos de chocolate, bombones con forma de iPod, ordenador, GPS, un pen, una cámara y una calculadora, muy currados, además.
No sé qué opinión tener (probablemente no necesite posicionarme de ninguna forma sobre esto), pero es cuanto menos curioso. Supongo que existen bombones temáticos como las series de anime de la pijada más rebuscada que al chocolatero de turno se le ocurra, pero estas chocolatinas están retratadas de una forma tan familiar que es como si hubiésemos vivido con ellas toda la vida.
Tanta cacharrada tecnológica estos últimos años, tanta electrónica basura casi de usar y tirar (y eso que no es barata) y no me hedado cuenta que hemos pasado de esa ilusión reverencial por los asombrosos avances tecnológicos a una mera expectación similar a la que sentimos cuando anuncian una nueva peli. Como el Sol pete a lo largo de este ciclo solar (que puede pasar) y dejen la mitad de las infraestructuras de telecomunicación del globo fritas la humanidad -o mejor dicho, el primer y quizá el segundo mundo- las va a pasar MUY putas.
El segundo mundo ya no existe Bueno, Corea del Norte y Cuba, pero es una denominación obsoleta ya.
Primero vinieron a por los nihilistas, y yo no hice nada. Eso es todo.