El intérprete griego
Reseña del relato de Arthur Conan Doyle protagonizado por Sherlock Holmes
El intérprete griego (o La aventura del intérprete griego) es un relato más conocido por sus aspectos colaterales que por la narración en sí. Se considera que muestra los primeros signos claros de hartazgo de Arthur Conan Doyle con su detective tanto por la descripción que hace Watson de él, en términos nada halagüeños, como por la presentación de Mycroft Holmes, al que se caracteriza como aun más inteligente que su hermano menor.
En sí, la historia tiene algunos elementos que resultan ligeramente esperpénticos, desde el propio Club Diógenes, en el que está prohibido hablar o incluso saludarse, al duelo de deducciones entre ambos hermanos, que es canónico en cuanto a la caracterización de las capacidades de deducción del detective a partir de pequeños detalles en apariencia banales pero de los que se puede extraer mucha información. Estos elementos son, curiosamente, los que más sabor dan a la historia y, además, los que le otorgan su valor añadido en la construcción del universo del personaje.
Por el contrario, el caso en sí no aporta gran cosa a la lista de misterios resueltos por el personaje, dado que no resulta tan misterioso en cuanto se adivina rápidamente por dónde van los tiros, y además deja un cierto poso de frustración por cómo es resuelto. En perspectiva, por sí mismo no es un relato memorable por el conjunto, aunque sí tiene pasajes pintorescos y bien ejecutados que llaman la atención y se disfrutan y cuenta, además, con el añadido de aportar algo al cuadro general.
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