Una nota de color en el Caribe
Os presentamos la primera propuesta peregrina para los Playmobil piratas
El padre fundador de los Playmobil ya dijo en su día que estos muñecos estaban basados en los monigotes que dibujan los niños. De ahí que carezcan de nariz, entre otras cosas. Por lo tanto, parecía una maniobra lógica el lanzar una serie de cajas de clics... sin pintar. Por un lado, no es algo difícil de fabricar, sino todo lo contrario (e incluso, aventuraría, más barato). Por otro lado, los niños pueden dar rienda suelta a su creatividad.
Cualquiera que se las haya visto con estos rotuladores y el desafío de pintar algunos de los muñecos de Playmobil habrá podido constatar que las probabilidades de realizar una chapuza memorable son inversamente proporcionales a la edad del “artista”. Yo me las vi con unas cebras y unas jirafas y, bueno, en la naturaleza los diseños tampoco son regulares, ¿no?
Es interesante, en cualquier caso, ver las posibilidades que había preparado ya la compañía, pues estos clics no eran más que lienzos en blanco de otros ya producidos: campesinos, marineros, casacas rojas y también muchos tricornios, incluso con un cañón, lo que permitía abordar otras variedades de adversarios para los piratas si teníamos un adulto a mano a quien liar (un adulto con buen pulso, paciencia y buena idea para convertir los clics en blanco en soldados portugueses o quizás franceses, se sobreentiende). El pack grande de rotuladores tenía bastante abanico para conseguir cualquier tipo de uniforme. Eso sí, las filigranas de los ejemplos eran otro cantar...
Curiosamente, para los piratas en sí hubo que esperar al año siguiente, 1980. Como se ve, lo que más piratas los hace es la pata de palo y el garfio que portan, respectivamente, dos de ellos. Dependiendo del modo de pintarlos, hubieran podido pasar por simples marineros estas sonrientes ratas portuarias...
Llama la atención, no obstante, el modo en el que están parcialmente pintados en el ejemplo. Los que hayan seguido la colección sabrán que unos años más tarde, cuando la compañía dejó en cierta medida de lado la idea de que las piezas y los personajes fueran totalmente intercambiables, empezarían a florecer en la línea pirata las barbas de tres días, los parches y otros elementos tan propios de estos caballeros de fortuna. Aunque esa, me temo, es otra historia.
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