Barcos fantasma
Un adelanto de los Pergaminos de la araña, una revista fosca sobre monstruos y fenómenos escalofriantes
Vida y muerte. Muerte y vida. Nada más cercano a la existencia de las revistas, sobre todo a aquellas de género fantástico, que han ido dejando un desalentador fosal en los últimos años en nuestro país. Un cementerio, sin embargo, que como todos contiene un sustrato de mitos y esperanzas suficiente para que la cadena de sueños no termine de romperse.
Estos Pergaminos de la araña pretenden ser, ni más ni menos, un eslabón más de la condena que arrastramos, encantados, algunos fantasmas. Pulp, fosquerías y más entusiasmo que un auténtico trasfondo académico os esperan en sus páginas.
La idea inicial fue resucitar este viejo sueño durante el año 2012, centenario del hundimiento del Titanic, de ahí que se inaugure la revista con un número sobre barcos fantasma. Sin embargo, como suele pasar cuando se adentra uno en mares con demasiados sargazos, una brújula encantada y unas clepsidras que dejan escaparse el tiempo como la arena entre los dedos de un esqueleto, ha resultado imposible llegar a puerto a tiempo. Me queda el consuelo, quizás tan vano como mi optimismo general, de que esta demora se pueda traducir en una mayor calidad de la publicación, aunque solo sea por las enriquecedoras lecturas y los estimulantes contactos que he podido disfrutar estos cuatro años.
Espero que este número inaugural de Los pergaminos de la araña consiga transmitiros esa misma fascinación e inquietud que sentí en mis carnes cuando oí hablar por primera vez de este mítico transatlántico, el Titanic, y de su funesto final en una extraña publicación que encontramos en la siempre misteriosa biblioteca de nuestro colegio de enseñanza primaria, el Cesáreo Alierta de Zaragoza.
Confío, así mismo, en que esta nueva revista haga las veces de fúnebre vela con la que recordar a aquellas que nos precedieron y, de entre ellas, con especial cariño, a La Biblioteca Fosca, la revista MiasMa y esa magnífica compilación de mitos imposibles que fue Qliphoth.
Disfrutadla con la sempiterna mirada curiosa de los niños y con cierta benevolencia. Y, por supuesto, no dudéis en enviarnos vuestras impresiones, sugerencias o enmiendas.
Próximamente...
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