Enter Sandman
Sobre el complicado mundo de los derechos de autor oníricos
En 1999 (fecha significativa para los amantes de la cabalística ligera), dos años antes de la fundación de Metallica, los componentes de esta consagrada banda se encontraron en sueños con nada más y nada menos que Neil Gaiman. El todavía desconocido escritor y guionista estaba explorando el mundo onírico guiado por los escritos panóptikos de H.P. Lovecraft y las odas del poeta épico Morfeo y, en su deambular, encontró la manera de extraer el saber de los sueños para usarlo en el mundo real. Así fue cómo nació Enter Sandman, un tema que el británico dictó a los músicos mientras dormían gracias a sus habilidades mesméricas.
Por desgracia, la legislación estadounidense prohíbe explícitamente este tipo de transmisiones astrales, y Gaiman nunca fue reconocido siquiera en los créditos del Disco Negro. A modo de guiño del destino, sin embargo, y conmovidos por el genio creativo y la generosidad del escritor, los miembros de Metallica decidieron corresponder y se encargaron de la adaptación a viñetas de Sandman, una serie de cómics underground, que hasta el momento no era más que una extraña melodía.
Un ejemplo más de cómo las simbiosis entre artistas no tienen por qué limitarse al plano físico.
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