Juego sucio: Inmunidad arbitral
Los árbitros, ¡ah!, esa pieza oxidada del Brutal Ball
En teoría, los árbitros están ahí para regular los partidos y hacer valer el reglamento. En la práctica ¡son tan solo un engranaje más del espectáculo! Un engranaje que, además, suscita las iras del público y los entrenadores en múltiples ocasiones a causa de su volubilidad y su cuestionable criterio.
Cuestionable, claro, si no eres uno de ellos. Es muy fácil decir que ese gigante ha de ser expulsado por comerse a un orco... si estás bien oculto en la grada. Una cosa muy distinta es sacarle un pañuelo rojo cuando compartes espacio vital en el pozo ¡y no corres como un gnoll! De la misma manera que pedir la suspensión de sueldo de un árbitro por pitar a favor de la mafia puerca es algo absurdo... visto que vive principalmente de sus “donativos”. Está claro que no todos los jugadores son iguales ante el arbitraje, ¡pero tampoco lo son ante un balón y nadie echa la culpa a estos!
A efectos prácticos, cuando un equipo utiliza el juego sucio “inmunidad arbitral” añadirá un dado a las tiradas de expulsión que deba realizar. Si el resultado es un seis, anulará las eventuales sanciones. Este juego sucio es acumulativo, por lo que la protección va aumentando a razón de un dado cada vez.
¿Sabías que...
...equipos como los Gerifaltes de Dassertgaard destinan una partida de sus presupuestos directamente a sobornos a los colegiados?
No se trata tanto de una táctica para tener vía libre para “técnicas especiales” como que ¡detestan que alguien les enmiende la plana en público!
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