Alone in the dark

Imagen de Destripacuentos

Análisis del clásico de terror de Infogrames de 1992

 

La obra de H.P. Lovecraft ha encendido la imaginación de miles de creadores aun después de su muerte. Los mitos de Cthulhu han visitado diferentes medios artísticos y, por supuesto, los videojuegos no se han librado de ellos.

Alone in the dark nos sumerge en sus turbias aguas con mucho acierto. La narración empieza con la visita a una vieja mansión “encantada”, bien en el papel de un detective privado, bien en el de la sobrina del suicida que era su propietario. Este escenario de terror clásico va volviéndose más y más inquietante a medida que entramos en el terreno propiamente dicho de los mitos de Cthulhu. Así, de objetos encantados, fantasmas y monstruos varios vamos pasando a horrores insondables, criaturas antediluvianas y simas de locura.

La historia está muy bien hilvanada y descubrirla por primera vez es todo un placer. Es muy canónica y no presenta grandes giros, pero los escenarios, personajes e historias que dibuja son muy sugerentes, justo lo que busca un amante del género. Además, una vez conocida no es necesario detenerse en los numerosos detalles y guiños que encontramos por el camino.

La casa encantada, una clásica mansión victoriana estadounidense, es el marco único del juego y está muy lograda. La profusión de detalles e incluso de objetos con los que podemos disfrutar es notable. El aspecto gráfico resultó muy innovador en su momento. Fue de los primeros juegos en “tres dimensiones” y lo que perdía en definición de los personajes, que resultaban muy angulosos, lo ganaba en ese perderse por los volúmenes del escenario.

En este sentido, el juego funciona francamente bien, sobre todo gracias al componente musical, que acentúa la tensión ambiental. El personaje se interna por las habitaciones haciéndonos sentir auténtica inquietud, sobre todo en las primeras partidas. Alone in the dark, de hecho, consigue muy bien mantenerse a caballo entre la aventura gráfica, la investigación y el survival horror. El detalle, por ejemplo, de que las armas convencionales no sean de tanta utilidad entronca muy bien con el terror que desarrolló Lovecraft.

En cuanto a la jugabilidad, hay que señalar que es un título muy dinámico. Los desafíos que encontramos en la investigación rara vez nos dejan atascados pero, al mismo tiempo, hay suficientes elementos y posibilidades como para sentirnos implicados en la partida e incluso algo ingeniosos. La parte de acción está igualmente bien resuelta y, aunque sencillos, los combates resultan entretenidos precisamente gracias al 3D. La naturaleza de los monstruos hace que estos sean, también, más asfixiantes que exigentes en cuanto a habilidad del jugador.

Con estos elementos, el Alone in the dark es un juego que los nostálgicos pueden abordar de nuevo sin problemas. El apartado gráfico, aun con sus limitaciones, la historia y la música hacen pasar un buen momento con el sabor inconfundible del terror clásico.

Imagen de Telcar
Telcar
Desconectado
Poblador desde: 27/02/2009
Puntos: 340

Inesperada y bienvenida reseña. Disfruté (y me agobié) mucho con este juego en su momento, y sí que estoy de acuerdo en que los nostálgicos podrían volver a jugarlo de nuevo. Gracias sobre todo a esa tensión y atmósfera tan lograda, que convierte al jugo en una pequeña joya del género. Me acuerdo especialmente de aquellos «CHAN» musicales que te hacían pegar un bote en la silla, así como del oscuro pavor que te invadía al acometer un pasillo flanqueado de puertas, o los misteriosos enigmas que iban apareciendo...

Genial, vamos.

"Nunca tantos, debieron tanto absolutamente a nadie"

Ser Huinston Chungchil

 

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