Las bases del complicado arte de hacer volar cosas en una dirección concreta en Brutal Ball
Una buena parte de las jugadas de Brutal Ball implican cosas —dientes, balones, jugadores— volando por el terreno de juego. Para determinar dónde terminan estos hay que tener en cuenta algunas cuestiones.
La primera es la modalidad del tiro. Este puede ser un lanzamiento, si el jugador que lo realiza tiene en posesión el balón o el jugador que va a lanzar, sea porque lo ha atrapado, sea porque es de su propio equipo y está en una casilla adyacente o sobre él, o un pateo, si el balón o el jugador está en una casilla adyacente a la que ocupa el lanzador y este no tiene el control sobre el mismo. Por regla general, los pateos, que se realizan con los pies —o las pezuñas— son más difíciles que los lanzamientos —que se realizan con los brazos—.
La segunda es el objetivo: si la casilla de destino está ocupada por un jugador al que se le quiere dar el balón, se considera un pase. Si está vacía u ocupada por un jugador al que no se quiere dar la posesión del balón, o se trata de una fuera del terreno de juego —siempre adyacente al mismo—, se considera un lanzamiento sin más.
Un tiro puede dirigirse a una portería —un lanzamiento, por motivos obvios, no—. En ese caso, si es uno preciso implicará que el balón —o el jugador— entra limpiamente en la puerta —salvo que sea interceptado—, con lo que se obtendrán los puntos correspondientes. Si no fuera preciso y el rebote deja el proyectil fuera del campo, este habrá caído en las gradas y será devuelto en la ronda siguiente tal y como se explicó en la sección Balones. Si por el contrario se desvía al interior del terreno de juego y luego rebota hasta caer en la portería, sí que habrá entrado en esta y, aunque no dé puntos al equipo lanzador, sí los restará al que no ha sabido detener el balón.
La tercera son las distancias, que marcarán la dificultad de realizar correctamente el lanzamiento o pateo. Se considera que un tramo de vuelo tiene cuatro casillas en el caso de los balones y tres en el de jugadores medios lanzados por descomunales, pequeños por grandes y diminutos por medios. Si el jugador lanzado es menor en relación al lanzador, el tramo de vuelo será de cuatro casillas.
La distancia de vuelo se calcula siempre entre el lanzador —a partir de la casilla adyacente a su peana que más le convenga— y la casilla objetivo —incluida en el cómputo—. La trayectoria deberá ser, a priori, rectilínea. Si no lo es por completo, sino que presenta cierta parábola, se considera un tiro con efecto. La parábola solo puede tener un arco, no hacer zig-zag.
Los proyectiles pueden ser interceptados por los jugadores adversarios cuya zona quede por debajo de la trayectoria. Todos ellos podrán intentar la intercepción. En el caso de que el proyectil sea un jugador, el interceptor deberá tener el tamaño adecuado y podrá elegir entre intentar interceptarlo o bloquearlo en vuelo.
Como se puede observar, un buen tiro implica que se conjuguen muchos factores dispares...
¿Sabías que...
...se considera falta sancionable y motivo de expulsión lanzar los cráneos de los tumularios y las cabezas cercenadas, en particular si se apunta a otro jugador o a las gradas?
Sí, incluso cuando no ha sido el jugador que realiza el lanzamiento el responsable de la mutilación —permanente o temporal—. Por supuesto, los árbitros suelen hacer la vista gorda con más frecuencia en el caso de los pateos, ¡aunque solo sea porque resultan más “accidentales”!
A ver si me aclaro. Quedamos en que los tiros a portería y los touchadowns tenían distinta puntuación y que restaban puntos también. En el caso de los tiros, si el balón entra en la portería sin botar en el suelo da y quita los puntos pertinentes pero si el balón bota antes de entrar en la portería ¿solo quita puntos y no suma?
Es probable emitió su esperma de una forma muy descuidada.