El fantasma de Lucentum

Reseña de la novela de terror de Gerardo Muñoz publicada por Equipo Sirius en su colección Transversal

El fantasma de Lucentum es una obra a caballo entre la novela policíaca y los cuentos de aparecidos. Sitúa su acción en una urbanización como tantas otras que proliferaron en las playas españolas el siglo pasado, trayendo a sus puertas dos elementos perturbadores: unas ruinas de la antigüedad en torno a las cuales circulan algunos misterios y una serie de muertes macabras e inexplicables.

Este escenario cercano pero no exento de elementos más propios de las historias sobrenaturales es el punto fuerte de la novela, cuya trama de misterio gana enteros gracias al decorado. La descripción de los ambientes y de los personajes implicados está muy conseguida, y en ellos reposan la mayor parte de las cualidades de la obra. Hay incluso pasajes oníricos que encajan muy bien con el tono general de la intriga, y que dan pinceladas personales a una novela bastante canónica.

El tratamiento de los personajes resulta algo paradójico: por una lado están bien perfilados, encajan bien en la narración y resultan creíbles. No obstante, no terminan de ser todo lo carismáticos que deberían, ni de transmitir al mismo nivel en todos los diálogos, y eso hace que la atmósfera se tambalee en alguna ocasión, aun sin llegar a romper el conjunto. Al mismo tiempo, los momentos más sublimes de la novela se consiguen, precisamente, por el retrato que se hace de los mismos: hay una escena, en concreto, que nada tiene que envidiar a esos episodios de Expendiente X en los que Mulder se interna en la América profunda, al menos en la desasosegante tensión que rezuma.

La mención a esta serie televisiva en la reseña no es casual: el principal encanto de la novela de Gerardo Muñoz reside, a mi parecer, en su discurrir por la incierta línea que separa una investigación policial tradicional de una investigación de hechos paranormales. Tal vez en este sentido algún lector se quede con ganas de más explicaciones, pero creo que precisamente el desarrollo (que no el cierre) en tierra de nadie es uno de los puntos fuertes de la obra.

El resultado es una novela entretenida, con sus toques de misterio y terror, que con un desarrollo clásico y eficaz brinda una historia para pasar la tarde sin más pretensiones, con sus momentos brillantes y otros más oscuros.

Autor

Gerardo Muñoz Lorente (Melilla 1955), vive en Alicante desde 1981. Tiene publicadas varias novelas, entre las que destacan, La plica de Balbino el viejo, (Equipo Sirius), Secretos; El Fruto de la Melancolía, con la que quedó finalista del Premio Azorín de Novela 1998; Un negro detrás de la oreja, Ramito de hierbabuena y A la cuna del Sol Divino.

También ha publicado tres ensayos: el satírico Diccionario crítico-práctico para políticos, que apareció como fruto de su experiencia como diputado en Las Cortes Valencianas, donde presidió el grupo parlamentario de su partido político durante la Legislatura 1987-1991; Los falsos fundamentos del cristianismo y el más reciente Los mensajes del Corán, y el cuento La visión de Cecilio, publicado en la revista Galaxia.

Autor de más de un centenar de artículos periodísticos en diferentes diarios de la Comunidad Valenciana, en la actualidad colabora semanalmente con la emisora Radio Alicante (SER) y el periódico alicantino Información.

Sinopsis

Unas extrañas muertas que parecen estar interrelacionadas conmocionan a la comunidad de una urbanización situada cerca de la playa... y de las ruinas de la antigua Lucentum

Edición

El fantasma de Lucentum

Gerardo Muñoz

Equipo Sirius, 2004

Rústica con solapas

El libro cuenta con interesante ilustraciones de Manuel Calderón, tanto en la cubierta como en páginas interiores. Un edición muy cuidada.

Conclusiones

El fantasma de Lucentum es una novela de entretenimiento que se basa en una narración sólida, aunque no particularmente inspirada, y en un escenario bien ensamblado para transportar al lector en un trama en torno a unas misteriosas muertes.

En sus páginas se encuentran más tablas que corazón para hacer funcionar una historia que puede dejar algunas huellas sueltas en el lector, pasajes particulares, pero que en conjunto no es que resulte sobresaliente.