Brüno
La película más refrescante
Empezaré diciendo que aún no he visto Borat, a pesar de que mucha gente me ha contado que es una película genial, así que no podré hacer comparaciones. Me limitaré a comentar el rato tan gratificante que pasé después de entrar –a regañadientes, lo admito- a ver la última ocurrencia de Sacha Baron Cohen.
Brüno, como ya sabe la mayoría gracias a la buena promoción que está teniendo el filme, trata de un presentador de moda austríaco y gay, que cae en desgracia tras sufrir un percance con un traje hecho totalmente de velcro en un desfile de Agatha Ruiz de la Prada. Para recuperar la fama perdida, el fashionista (que es el propio Baron Cohen, haciendo una interpretación alucinante) ideará toda clase de despropósitos, desde comprar un bebé africano –al estilo Brangelina- hasta volverse heterosexual. Este último propósito provoca algunos de los mejores sketchs del filme, como el de las clases de defensa personal.
Contada a modo de falso documental, Brüno se mueve entre el chiste grueso (algunas escenas son casi pornográficas) y la crítica durísima a todo quisque: el intrépido cazatendencias ridiculiza a famosos, políticos, gente guapa, gente de a pie (buenísimo el gag del cásting de bebés: “su hijo ha sido seleccionado para vestirse de nazi y empujar un carrito con un bebé judío dentro de un horno, ¿cómo se siente?”) y sí, hasta a homosexuales y negros.
La historia es políticamente incorrecta, al menos hasta la parte final, donde la cosa se suaviza un poco y hasta hay unos cameos musicales bienintencionados.
Uno de los mayores aciertos de la película es la mezcla entre lo real y lo ficticio. Está claro que muchas de las personas que salen actúan involuntariamente, por así decir, pero la frontera entre lo preparado y lo espontáneo es algo difusa. Si los padres que aparecen en la parte del cásting de bebés son verídicos… deberían quitarles la custodia de sus hijos ya.
Acaso no importe, ya que el espectador sale removido por dentro de todas formas, porque lo contado tiene mucho de verdad, y, si bien la trama cae totalmente en lo paródico, su artífice sabe lo que quiere transmitir. Y lo consigue.
La única pega, en mi opinión, es que se recrea demasiado a ratos en lo soez. Pero en conjunto es para partirse de risa. Para pasar un rato de lo más refrescante.
Una última curiosidad: al parecer, debido a la muerte de Michael Jackson, Sacha Baron Cohen ha retirado una escena en la que aparecía LaToya Jackson y Brüno hacía algunos comentarios malintencionados.
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pues yo al revés que tú, he visto Borat, pero no Brüno, pero no me canso de leer que es la misma película, así que ya sabes, si te ha gustado esta, la otra es más de lo mismo, brocha gorda a tutiplén. A mí Borat me hizo gracia en parte, y digo sólo en parte porque lo que empieza siendo gracioso termina abrumando de puro excesivo
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