Los que reptan
Reseña de la novela de John Shirley publicada por La Factoría de Ideas
Fruto de un error de control en un laboratorio de Nevada, algo queda fuera de control. Algo que se extiende, se multiplica, lo transforma todo a su paso... a todos los seres vivos. Y no parará hasta que todos ellos repten...
SINOPSIS
En un laboratorio secreto de algún lugar de Nevada, un joven científico se encoge de miedo en la oscuridad, expectante, a la escucha, calculando sus posibilidades de sobrevivir a la abominable carnicería que lo ha dejado atrapado y solo. O casi solo. Poco después, una operación militar encubierta limpia todo rastro de un proyecto ultrasecreto que ha salido horrorosamente mal.
Tres años después, todo comienza de nuevo, cuando la tranquilidad de una cálida noche de otoño en una adormilada ciudad se ve rota por un rayo de luz que atraviesa el cielo, el estruendo de un impacto, y la liberación de algo insidioso. Se extiende, se multiplica, lo transforma todo a su paso... Esta diabólica inteligencia no se detendrá hasta que los lugareños (y por extensión, todo ser viviente) sean conquistados. Hasta que todos ellos repten...
EL AUTOR
John Patrick Shirley es un autor norteamericano nacido en 1953 en Houston, Texas, casi desconocido en lengua castellana. Desde su juventud ha militado en varios grupos de música hasta su dedicación actual, de escritor de relatos, libros y guiones para cine y televisión. Está casado con Michelina Shirley y tiene tres hijos. Para el cine escribió el guión original para la película El Cuervo, que fue posteriormente rehecho por David Schow y, entre otros trabajos, cabe mencionar guiones para las series Espacio Profundo Nueve y Poltergeist: El Legado. Su obra se centra en la ciencia ficción, en concreto en la llamada corriente cyberpunk (que aúna la tecnología con los ambientes marginales y antisistema) aunque también ha escrito novelas de suspense.
Considerado por algunos como el Poe post-moderno, Shirley ha tenido el honor de colaborar con William Gibson el autor de la novela de culto Neuromante, verdadera semilla del mencionado movimiento cyberpunk. Otros autores, de la categoría de Clive Barker, Peter Straub, Roger Zelazny y A.A. Attanasio han reconocido su talento y la calidad de su trabajo. Ha recibido algunos premios a lo largo de su carrera entre los que se incluyen el Bram Stoker y el International Horror Guild. Como dato anecdótico cabe mencionar que ha realizado la novelización de diversas películas basadas en cómics o juegos de ordenador, tales como Doom, Constantine, Predator, Alien y Batman.
COMENTARIO
No puedo comenzar el comentario sobre la novela sin hacer referencia a Presa, de Michael Crichton, cuyo argumento es el siguiente: Ciencia e intriga trepidante, que introduce al lector en secretas investigaciones sobre inteligencia artificial. Julia, la esposa de Jack, es parte de un proyecto en Nevada, adonde se desarrollan partículas con inteligencia propia. Todo es perfecto, a no ser que el comportamiento de Julia se vea sospechosamente alterado. Cuando Jack acude a auxiliar al equipo, se encuentra ante una estremecedora realidad: El proyecto se ha ido de las manos. Cuando menos, es curioso lo mucho que se parecen ambas sinopsis: nanomaquinaria dotada de inteligencia artificial y un experimento militar que sale terriblemente mal. Confiemos en la buena voluntad de ambos escritores y corramos un tupido velo sobre este particular.
Tomando como ejemplo las películas The Blob (Irvin Yeaworth, 1958) o incluso la más actual Aliens vs Predator 2 (Greg Strause, Colin Strause, 2007) la acción se desarrolla en una pequeña localidad, de nombre Quiebra, que es atacada por una espantosa entidad que convierte la materia orgánica en nanomaquinaria. De hecho, Los Que Reptan podría considerarse una versión tecno-orgánica de la novela Los Ladrones de Cuerpos (The Body Snatchers, Jack Finney, 1954) adaptada a la gran pantalla en 1956 con el título La Invasión de los Ladrones de Cuerpos (Invasion of the Body Snatchers) Al igual que en la mencionada película o cualquiera de sus clones, entre las que destaca La Invasión de los Ultracuerpos (Invasion of the Body Snatchers, 1978), la paranoia es constante. Cualquier ser vivo, desde una insignificante hormiga hasta un ser humano, puede haber sido sustituido por una versión mejorada a través de la nanotecnología y que recibe las órdenes de la colonia. Sus ojos son cámaras, la fuerza de sus miembros ha sido potenciada artificialmente y todo su ser es una fusión de la carne y el metal. Si alguien conoce Tetsuo (Shinya Tsukamoto, 1989) o cualquiera de sus dos secuelas, hasta el momento, puede hacerse una idea del horrendo resultado de la fusión.
Con la excusa de que en las mentes adultas es más fácil la transición, Shirley coloca a los adolescentes como protagonistas de la novela. Estos, no obstante, pueden ser transformados más fácilmente mediante el uso del sexo en la transición. De hecho gracias a uno de los personajes, una de las jóvenes más atractivas de la localidad, descubrimos que la colmena está realizando felaciones a los chicos a través de ella para que éstos se relajen mientras el proceso de transformación se va llevando a cabo. Otros seres humanos resultan más fáciles de convertir que otros, dependiendo de su nivel de dependencia de las máquinas.
La transformación de los organismos vivos en tecnomaquinaria recuerda inevitablemente a Magus, el patriarca de una civilización extraterrestre, o su hijo Warlock aparecidos por vez primera en los cómics de Los Nuevos Mutantes (New Mutants, volumen 1, número 18) de la mano del guionista Chris Claremont y el dibujante Bill Sienkiewicz. Este tipo de virus es bastante común en el universo Marvel. Por ejemplo, durante la saga de La Canción del Verdugo, que incluyó a toda la franquicia mutante, el argumento se excusaba en la contaminación de Charles Xavier a causa de un disparo de Dyscordia, clon de cable. Nuevamente los mutantes se enfrentan a este enemigo en La Alianza Falange. Posteriormente, y para dar nuevos objetivos al grupo X-Force creado en secreto por Cíclope, el uso de la maquinaria tecno-orgánica ha servido para traer de la muerte a un gran número de enemigos de los mutantes fallecidos tiempo atrás. El mismo Cable, hijo de Cíclope y Madeline Pryor, está infectado por un virus de este tipo que sólo mantiene bajo control mediante el uso de sus poderes telequinéticos. La robótica como amenaza para los superhéroes de los cómics es una constante casi desde el comienzo del género, por lo que no merece la pena profundizar demasiado en este punto. Basten las líneas anteriores.
Volvamos ahora a la novela incluyendo un pequeño fragmento del comienzo para entrar de nuevo en situación de la mejor manera posible:
Se produjo un sonido sordo y chasqueante que procedía de la puerta.
Y la luz entró, y él no pudo evitar mirar por encima de la mesa.
Burgess dio un grito corto, vagamente consciente de que se estaba mojando los pantalones.
Habían arrancado toda la piel del cráneo de Ahmed, para usarla en otro proyecto, pero habían dejado los ojos, y aquellos grandes ojos marrones eran inconfundibles. Eran los ojos de Ahmed.
La calavera estaba empalada en una espina dorsal improvisada de reluciente metal, que giró con lentitud, como un periscopio, hasta mirarle directamente.
La novela, obviamente, es una crítica nada velada acerca del exceso de tecnología que nos inunda por doquier. Radio, televisión, ordenadores personales, teléfonos móviles, videoconsolas, aparatos microondas, lavadoras, secadoras, aspiradoras, batidoras… el número de robots que una familia normal tiene en su hogar es enorme. Incluso muchos que, por su cotidianeidad, pasan desapercibidos hasta que se averían. Dependemos de las máquinas para hacer soportable nuestras existencias pero es posible que, en algún momento, esas mismas máquinas decidan que el ser humano es una criatura inútil e inservible. No olvidemos que algunas de las mejores películas de ciencia ficción parten de esa misma hipótesis: la confianza excesiva del hombre en la máquina o la traición de esta última por su explotación: Juegos de Guerra (John Badham, 1983), Terminator (The Terminator, James Cameron, 1984), La Rebelión de las Máquinas (Maximum Overdrive, Stephen King, 1986), Matrix (Hermanos Wachowski, 1999) y la serie Battlestar Galactica, por poner sólo algunos ejemplos. En todos ellos el hombre se ve obligado a enfrentarse a su propia creación para salvar su vida y la de su especie.
Y quizá ese día no esté tan lejano como pueda parecer.
DENTRO DE LA COLECCIÓN
Los Que Reptan aúna agradablemente la ciencia-ficción con el terror, por lo que los seguidores de ambos géneros quedarán encantados con este volumen. La edición se nota cuidada, con una traducción perfecta y una agradable ausencia de faltas ortográficas de cualquier tipo. La Factoría de Ideas, en su afán de diversificar su colección de Horror, miedo y gritos, ofreció un interesantísimo título de corte muy visual y apto para una soberbia adaptación cinematográfica. El único aspecto negativo notable es que la portada, a pesar de resultar bastante perturbadora, no tiene ninguna relación con el contenido del libro.
Calificación: 85
Título: Los Que Reptan
Autor: John Shirley
Editorial: La Factoría de Ideas
Edición: Rústica, 352 páginas
Lo mejor: La sensación de angustia ante un enemigo que avanza sin ser detectado.
Lo peor: La mente colmena del ser; con lo que esto conlleva y ya sabemos todos.
Resumen: En un laboratorio de Nevada un experimento sale mal, muy mal… y un ser queda en libertad. Uno que convierte la carne en metal, uno que no parará hasta que todo ser viviente en este mundo repte.
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Aquí uno que se compró el libro por la portada En cualquier caso, no pinta nada mal la novela. En breves intentaré dar mi parecer. Un artículo muy interesante.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.