Qliphoth, la tierra de los mitos

Comentario sobre la revista homónima ideada por Santiago Eximeno y Francisco Ruiz y destinada a dar un nuevo espacio a los mitos para que puedan tender sus oscuros tentáculos y atrapar a los lectores

Qliphoth

Sombras de los muertos cuyos nombres aparecen en el libro de Dyzan o Toth, también conocido como el Libro de la Ley. En su seno se ocultan fórmulas de poderes mágicos. Existen veintidós entidades qliphóthicas en el Tarot Oscuro, siendo cada una de ellas el guardián de uno de los veintidós pasajes de la muerte, gobernados por Seth.

Qliphoth es un fanzine de Mitología, desde clásica hasta los inefables Mitos de Cthulhu, editado en formato electrónico (PDF) y gratuito. Es una iniciativa de Santiago Eximeno y Francisco Ruiz, quienes pretenden ofrecer un marco para la publicación de relatos, artículos e ilustraciones con temática mitológica, aunque en algunos casos esta sea algo "tangencial".

Como se explica en la sublime introducción del primer número, el cero, cuya lectura recomiendo encarecidamente, los mitos han formado parte de la historia de la humanidad desde sus comienzos, tal vez desde antes.

Enfrentado a una naturaleza hostil e incomprensible, el hombre construyó sus propias explicaciones, sus propios panteones de dioses y demonios a través de los cuales establecer un conocimiento del mundo. Como Javier Ludeña plasma agudamente en su artículo Sobre el sentido de la vida mítica, por mucho que nos cueste creerlo desde nuestra actual posición de hombres contradictoriamente pragmáticos e ingenuamente racionalistas, puesto que recurrimos a la razón como a un auto de fe, el mito va mucho más allá de las simplonas representaciones de dioses arquetípicos y los temores ancestrales propios de los seres primitivos.

Los mitos son un modo de entender el mundo que nos circunda, el cual, por mucho que nos susurre nuestro inflado ego cultural, distamos mucho de entender en su totalidad. Con la llegada de la Ilustración y de la Revolución Industrial, la superstición fue perseguida e, incluidos en el mismo saco, los mitos se fueron relegando al folklore, a las historias de viejas, a los cuentos para niños…

Paradójicamente, los mitos vuelven. Si en algún momento murieron, han abandonado sus tumbas para, con paso incierto pero implacable, volver hasta nuestra bien organizada realidad cotidiana. Cómics, libros, películas, e incluso personajes reales, como Alistaire Crowley, nos recuerdan que el mito sigue allí, que nos sigue llamando, en susurros. La misma curiosidad que les hizo nacer, ese irresistible deseo de indagar en lo incomprensible, aun cuando sabemos que sólo nos espera el horror, es lo que hace que prestemos oídos a su canto de sirena.

Al igual que las sombras existirán por siempre, así lo harán las luces con las que las combatimos, aunque algunas, por su carácter trémulo, a veces creamos que pertenecen al ámbito de la penumbra. Qliphoth recupera estas últimas para todos aquéllos que se atrevan a abrirles la puerta.

Como en su primera editorial incitan, ¿por qué no alimentar la hoguera de la fantasía con nuevas creaciones? Atravesemos los veintidós senderos de la muerte gobernados por Seth y descubramos nuevas realidades, repletas de dolor, miedo y maravillosas aberraciones.

¿Quién podría negarse a tan sugerente invitación? La supervivencia del mito es la impía recompensa, o el castigo. Dejemos que su incierta luz ilumine las sombras en las que nos gusta zambullirnos.

Qliphoth, el umbrío reino de los mitos, nos aguarda.