El maestro de esgrima
Reseña de la novela de Arturo Pérez-Reverte publicada por Alfaguara
A caballo entre la novela policiaca y el relato costumbrista, El maestro de esgrima es una obra que nos presenta la convulsa España de mediados del siglo XIX con una elegancia crepuscular. Impregnada de un romanticismo lleno de resignación, pero dispuesto a abordar su último combate con fatal orgullo, es una historia de intrigas políticas, asesinatos y, sobre todo, de personajes que no encuentran su lugar en el mundo.
La trama se desarrolla de un modo pausado que permite disfrutar de los detalles. En sí misma, es sencilla: aunque hay elementos políticos, enredos amorosos, vínculos de amistad y misterios, en realidad el desarrollo es bastante lineal. No es algo, sin embargo, negativo, porque el peso de la novela no está en la trama, sino en cómo la viven los personajes, en particular el maestro de esgrima que da título a la obra.
Arturo Pérez Reverte nos presenta aquí uno de sus textos más nostálgicos. El maestro de esgrima es un canto de cisne de una época que quizás no existió nunca, pero que tampoco importa que lo hiciera. Un experto en el noble arte de la espada sobrevive como puede, intentando mantener su honra en mitad de las penurias económicas (como cierto hidalgo de cuyo nombre prefiero no tirar), mientras el mundo se acelera con los cambios políticos y sociales propios de esta época en España. Cambios que, al final, siguen mediatizados y manipulados por los viejos poderes, pero que arrinconan a quienes no se adaptan a ellos.
Este enfoque permite contrastar el entusiasmo de la expectativa con la amargura de quien ve cómo el progreso y la modernidad pasan por encima de valores clásicos, algo que se refleja claramente en la discusión con uno de los alumnos sobre las armas de fuego: eficacia versus honor. ¿Qué sentido tiene aprender una disciplina condenada a caer en desuso? Ninguno y todo al mismo tiempo.
Esta idealización del pasado por parte de un anciano que se niega a rendirse, y sobre todo la fidelidad a la misma, se verá puesta a prueba por la aparición de una mujer fatal, la tentación paradigmática, que no solo pondrá patas arriba el microuniverso en el que se ha acomodado el viejo maestro, sino que lo arrastrará a una intriga como jamás hubiera pensado vivir.
El maestro de esgrima es una novela que se disfruta cuando se tiene el deseo de sumergirse en la época. La prosa es ágil y la trama avanza a buen ritmo, pero se toma su tiempo también para llevarnos a las discusiones de café, mostrarnos las calles de ese Madrid al borde de una nueva revolución, introducirnos en los entresijos de una lección de esgrima clásica... Para un amante de este arte y del siglo XIX es, sin duda, una obra fascinante y evocadora.
Es también, qué duda cabe, una novela subjetiva, cuyos resortes funcionan gracias a la complicidad que se brinda al protagonista. Sin esa complicidad, es posible que resulte complicado conectar con ella. Por el contrario, cuando la tienes, es un auténtico placer dejarse arrastrar por ella.
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