Blood Bowl

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela de Matt Forbeck inspirada en el juego de mesa homónimo

Soy un gran aficionado al Blood Bowl desde que lo descubrí, allá por su segunda edición, cuando todavía era un crío. Fue, desde el principio, una relación extraña, porque lo compré solo para reutilizar las miniaturas en un juego de fabricación propia inspirado por un cómic de Juzge Dredd, pero quedé tan encandilado por las historias que se contaban tanto en el reglamento como en el manual que terminé seducido por completo, convertido en un hincha furibundo, un auténtico experto en las anécdotas y el trasfondo.

Aclaro que, por el contrario, desconocía casi todo del Warhammer Fantasy, el juego de batallas del que, en cierta forma, deriva el Blood Bowl. Esto es algo espinoso también, porque se supone que este último es un juego de especialista ambientado en el universo del primero, solo que las cosas no son tan sencillas. En Blood Bowl hay un sentido del humor más marcado, parodia a raudales, situaciones abracadabrantes y muy sugerentes que, a fin de cuentas, están reñidas con un mundo siempre en guerra. Con un mundo violento sí, encajan, pero no con uno en guerra total.

Blood Bowl - novela - Matt ForbeckY aquí está mi problema con esta primera novela de Blood Bowl: creo que es más deudora del Warhammer Fantasy que del Blood Bowl propiamente dicho, no tanto por un tema de ambientación, sino por una cuestión de tono. He tenido la impresión, en su lectura, que el apartado deportivo es casi secundario, lo cual, para mí, es una lástima. Si quiero leer solo (o principalmente) sobre asesinatos, muertes y batallas campales, prefiero otro tipo de novela. En Blood Bowl esperaba más espectáculo deportivo; violento, absurdo, encarnizado, sí, por supuesto, pero deportivo al fin y al cabo. Quería sentir las gradas, vivir en las ciudades (parece que solo haya tabernas), fundirme en la masa que acude a los encuentros, palpar los entrenamientos y, por supuesto, vibrar con los partidos.

En este sentido, creo que Matt Forbeck ha caído en la trampa de intentar impresionar con el cuanto más, mejor. El equipo que inventa, que no estaba al menos en mi segunda edición ni le he pillado la pista, tiene que enfrentarse con los mejores y llegar a la cúspide. Ok, de acuerdo. Pero los conflictos pasan más por muerte pura y dura que por jugar y ganar encuentros. Esto, a mi parecer, anestesia la acción. No es lo mismo que un desdichado línea pueda acabar en la morgue porque una bestia parda como Morg 'N Thorg le pasa por encima, porque un hechizo ilegal ha convocado un autobús sobre el terreno de juego o porque los Martillos de Guerra Enanos se han pasado con la pólvora que, sistemáticamente, el asesinato sea el centro de la trama.

Supongo que es algo muy personal y opinable, pero creo que el autor no ha captado la sutilidad gamberra del trasfondo del juego, que ha querido llevarlo tan al extremo que pierde, a mi entender, la gracia.

Por lo demás, la novela está escrita de un modo solvente. Es simpática más que hilarante y creo que los personajes se podrían haber desarrollado más. Son más estéticos que profundos, y sus relaciones quedan algo acartonadas por ello. La conspiración para llevarse el trofeo, que anula un poco la relevancia de los jugadores, todo sea dicho, es el tema central de la historia y, al mismo tiempo, es algo lineal y simplona.

Con estos elementos, Blood Bowl se me queda en una novela algo decepcionante, aunque resultona. Quizás tenía puesto el listón demasiado alto. En cualquier caso, cómo no, me he hecho con las siguientes. Ya os iré diciendo si la cosa cambia, mejora o me hace abandonar por completo.

Comixininos

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