La luz fantástica
Reseña de la novela de Terry Pratchett, segunda entrega de Mundodisco
Después de haber sentado a conciencia las bases de su universo fantástico irreverente en El color de la magia, Terry Pratchett continúa su magnífica saga del Mundodisco con la única y recurrente historia señera de la fantasía épica a la altura: la clásica carrera contrarreloj para evitar la destrucción del mundo conocido, presente en obras como La historia interminable o la saga de Elric de Melnibone, por poner un par de ejemplos dispares.
La luz fantástica es una obra independiente pero también la continuación directa de la primera novela. Rincewind, el desastroso mago incapaz de hacer magia de dicha entrega, se convierte en la pieza clave para evitar la destrucción del Mundodisco. Por supuesto, no del modo al uso: su camino del héroe particular es más bien una huida sin sentido aparente en la que deberá hacer frente a conspiraciones, magos ambiciosos y criaturas fabulosas.
Aparte de algunos aliados conocidos que lo seguirán durante su periplo, la novela cuenta con un nuevo protagonista de calado: Cohen el Bárbaro, trasunto del cimerio creado por Robert E. Howard pero presentado de un modo aún más extremo que en los cómics que adaptaron sus aventuras y, sobre todo, con una edad muy avanzada.
La receta de La luz fantástica es la misma que la disfrutada en El color de la magia, y sigue funcionando a las mil maravillas. En ese sentido, se podría decir que más que sorprender con nuevos elementos, Terry Pratchett se dedica a ahondar en los ya presentados, articulándolos en una trama más compleja y completa, ya que aquí estamos frente a una novela única frente a los cuatro relatos largos de la primera obra.
El buen pulso narrativo del autor hace que el interés no decaiga en ningún momento. A día de hoy parece evidente, pero sin duda fue un salto ambicioso abordar una narración más extensa sin renunciar al registro humorístico tan característico del Mundodisco. Por fortuna para nosotros, la cosa funcionó muy bien, y gracias a ello podemos disfrutar de una saga completa ambientada en este universo.
El lector objetivo sigue siendo el mismo que en el primer libro: el aficionado a las historias de fantasía épica / espada y brujería que esté dispuesto a reírse de los clichés del género, a ahondar en las paradojas que encierra, a tomarse sus grandes símbolos y metáforas con humor y, en definitiva, a deconstruir un género que nos apasiona para remontarlo como un puzle que aún sigue siendo sorprendente en las manos adecuadas. Vamos, que La luz fantástica es una magnífica novela de su propio subgénero.
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