El regreso del Jabato

Un breve artículo con motivo del 60 aniversario del nacimiento de este mito del cómic

Como si fuera uno de estos extraños guiños del destino, justo el año que estoy volviendo de nuevo a mi pasión por el género de espada y brujería y sacando por fin tiempo para escribir sobre Megazoria (sí, aquello de civilizaciones de la Antigüedad y fauna prehistórica), me pilla por sorpresa el sexagésimo aniversario del nacimiento de El Jabato. Y, como motivado por un tirón de orejas amable, me veo escribiendo de nuevo sobre las aportaciones que al fantástico, o al género de aventuras en general, también han hecho autores patrios.

Como tantos críos de mi generación, descubrí El Jabato a remolque de la que seguramente es la obra más conocida de Víctor Mora (guionista que lo firmaba bajo el pseudónimo de R. Martín): El capitán Trueno. Pero, a diferencia de esta, la colección no me suscitó tantas desconfianzas, quizás porque no estaba a la sombra, aunque solo fuera durante sus primeros acordes, de la obra magna de Harold Foster, El príncipe Valiente.

No, El Jabato era otra cosa. Para empezar estaba en un terreno mucho más cercano, pero igualmente brumoso, que la Edad Oscura británica: nuestra propia Antigüedad. El Jabato es un héroe íbero, no ya solo por denominación geográfica, sino porque encarna la épica que todos relacionamos con Numancia. No es de extrañar que los romanos sean los primeros y terribles enemigos jurados del héroe, aunque no tanto por sí mismos, como en tanto que encarnación de la tiranía y el imperialismo que busca la dominación de los pueblos libres.

En este sentido, toca hablar de los anacronismos que se han entendido como un problema de la serie. A mi parecer, son más bien un recurso narrativo para poner el foco en lo que de verdad interesaba al autor: la épica. Más que un cómic histórico, El Jabato es pura fantasía épica. Sí es cierto que los coqueteos con la fantasía propiamente dicha (e incluso con la ciencia ficción) son más bien ambiguos y que Víctor Mora no se decide nunca a bascular por completo en esta dirección, seguramente por consideraciones propias de la cultura de la época, pero los elementos que definen el género están ahí: el camino del héroe, la lucha del bien y el mal como arquetipos, la lealtad, el sacrificio, incluso la espera de Claudia a modo de Penélope reencarnada. El poso mitológico es más que evidente, siempre desde una visión popular.

Todo este trasfondo está articulado, cómo no, con escenarios exóticos, batallas y peligros sin fin, sorprendentes criaturas y personajes, romance, compañerismo... y también notas de humor, encarnadas sobre todo a través del memorable Fideo de Mileto, que hará el contrapunto de los más serios Taurus, el bárbaro ajeno a la corrupción de la sociedad, y el indómito Jabato, el héroe indiscutible. Estos elementos, combinados con el dinámico dibujo de Francisco Darnís, dieron a luz una obra que marcó a una generación y cuyo impacto en los narradores de aventuras actuales a veces pasamos por alto.

Sin duda, es un buen momento para revisitarla, con una mirada nostálgica o macerada por la edad, o incluso descubrirla, aprovechando su 60 aniversario, que ha propiciado que Planeta DeAgostini la reedite de forma íntegra, cosa que no se había visto hasta la fecha, y con su habitual estilo detallista: tapa dura con lomo de tela, con las ilustraciones a todo color y recuperando las fabulosas cubiertas de Antonio Bernal. Eso sí, disponible solo a través de su web. Me temo que no la encontraréis en librerías, al menos en esta nueva edición.

Si os interesa haceros con la colección, podéis conseguirla a través del siguiente enlace: https://goo.gl/ZsNyx5 utilizando el código de suscripción: PROMOJABATO