P.A.N.Z
Reseña del cómic de Kike Alapont y Carlos Rodón publicado por Dissident Tales
Este Producto Altamente Nocivo es un magnífico exponente del género degenerado, como lo denomina su guionista, Carlos Rodón: gamberro, hilarante, descabelladamente referencial, implacable, irreverente... Todo lo que se supone que tenía que dar el subgénero Z y que a veces ha dejado de lado por una mal entendida consideración de sí mismo. A ver, esto son tripas, situaciones grotescas, espeluznantes y ridículas, tragicómicas si se quiere, un argumento de fondo que no tiene pies ni cabeza para poder echar un ojo a las miserias en primer plano sin que nos entre una depresión. Bien al contrario, se trata de pasarlo en grande metidos, si no en harina, en casquería y lodo, como cerdos en una cochiquera.
El estilo de Kike Alapont da tan pocas concesiones como el guión. Se adivina que se lo han tenido que pasar en grande perpetrando este cómic (porque obras así se perpetran, no se realizan). La estética tiene la fluidez del manga y el sabor de fanzine de calidad. Las perspectivas son vertiginosas, los encuadres son cinética pura. Y el ilustrador lo mismo aborda una masacre que escenas pornográficas, sin que le tiemble el pulso y sin remilgos.
En cuanto a la trama... respeta tanto los tópicos del género que no tiene pies ni cabeza. La epidemia zombi arranca de un modo estúpido y conspiranoico, se esparce gracias a la estupidez humana y se sublima en toda su violencia pop gracias a mayores dosis de estupidez. No es, sin embargo, una parodia, sino una vuelta a los orígenes donde se acentúa el elemento cómico frente al survival horror que tanto ha predominado en los últimos tiempos. Simplemente, puesto el preparo frente a una lente un poco crítica se agrieta por todas partes y se descompone en puras risas.
Al leerlo resulta evidente que material de referencia no les falta a los autores, y no solo del que tiene que ver con lo zombi. No voy a ponerme a destripar guiños porque no aportaría gran cosa: solo hay que señalar que engranan la locura narrativa con tanto acierto que parece que de verdad se vaya a alguna parte, aunque no se sepa muy bien a dónde. A destacar también la osadía en algunos de estos guiños. Me pregunto si a R.M. le pidieron permiso antes o solo cuando ya era demasiado tarde...
He de confesarlo, nunca he sido demasiado de este tipo de humor tan pasado de vueltas. Sin embargo, con P.A.N.Z he sucumbido tal y como me pasó con Padre Zauker. Eso sí, aquí van mucho más revolucionados, es un no parar que se vuelve grotesco pero que, de vez en cuando, te hace estallar en carcajadas. Sobre todo, a mi parecer, cuando introduce el elemento castizo como quien no quiere la cosa.
En definitiva, si el género degenerado es lo tuyo, en P.A.N.Z tienes un cómic que no te va a defraudar.
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