Volátil

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la sugerente novela gráfica de Luis Durán, publicada en la colección Solysombra de Ediciones De Ponent

Tras un arranque aparentemente sencillo, pero enormemente sugerente, en el que un viejo profesor se ganará las simpatías inmediatas de todo aquél que se emocionara con “El club de los poetas muertos”, Luis Durán nos hechiza con una historia de ésas que se graban suavemente en la memoria.

 

Un muchacho, el protagonista, se enfrenta a esa puerta que franquea el paso al incierto futuro después de haber terminado sus estudios de bachillerato. Otra encrucijada, que algunos lectores también habrán encontrado a lo largo de sus vidas, se le plantea durante el discurso final de su profesor de literatura: ¿por qué no emprender la senda del creador? Frente al universo nuevo e insondable que se abre después de cada gran cambio, esta vía se va dibujando claramente ante el muchacho.

 

El catalizador de la historia es una antigua inscripción rúnica que se encuentra en el pueblo donde pasa las vacaciones estivales. En él, en vez de acompañar a su primo en las clásicas correrías por antros y timbas, se dedica a reconstruir la historia del aventurero vikingo por el que se erigió la lápida.

 

Desde luego, en cierto sentido esta historia es un viaje iniciático más, la experiencia del joven que se decide, por fin, a prestar oídos a la musa de la creación. Sin embargo, la delicadeza, la sencillez y la emotividad con la que el autor nos plantea el proceso hacen de su lectura una auténtica delicia.

 

Los entresijos del proceso de creación son tan apasionantes como difíciles de explicar, o como escasos los autores que sepan presentarlos de un modo satisfactorio. Luis Durán consigue con “Volátil”, largamente, hacer al lector cómplice de ese descubrimiento mientras desarrolla el escenario y la trama. Sin duda, la elección de un poema de Edgar Allan Poe como obertura no es casual: el norteamericano abordó magistralmente en alguna ocasión la tarea de explicar el proceso de creación.

 

No obstante lo dicho, no hay que pensar en “Volátil” como en una obra llena de reflexiones y divagaciones sobre el tema, pues, por encima de todo, Luis Durán aparece como un narrador sólido, experto, y su obra es, eminentemente, narración.

 

Las vivencias del propio protagonista se entrelazan con las vividas por el personaje de su novela primeriza, un joven vikingo, dibujándonos ese mágico verano en un pacífico pueblecito inglés bajo la hospitalidad del tío del protagonista, un fabricante de soldaditos de plomo.

 

Como ya habrá quedado claro a todo el mundo, “Volátil” nos introduce en un escenario pensado para la ensoñación, para la languidez del amante de la poesía, y sus dibujos consiguen transmitirnos toda su delicadeza y su magia. Porque magia hay mucha: en las miradas, en los rincones de la mansión, en las catedrales, en los sueños, en los espejos…

 

El trazo personal y lleno de carácter del autor hace que la plumilla, sencillo negro sobre blanco, haga llegar todo esto y mucho más al lector en una obra que merece la pena leer con calma, y releer con el tiempo.

 

Yo, por lo menos, me dejaré guiar en más ocasiones por esos dos cuervos negros, quizá reminiscencias del propio Poe, capaces de atravesar el mundo imaginario del joven escritor hasta el suyo propio, para después, sin interrumpir el vuelo, aterrizar en el mío. Un hermoso hilo de Ariadna en el interesante laberinto de la literatura.

 

Sinopsis (Cortesía de Ediciones De Ponent)

 

Durante su última clase universitaria el señor Patrick, profesor de literatura transmite a uno de sus alumnos, al joven Tobías, su pasión por la creación literaria. Esta pasión florecerá en Tobías durante sus vacaciones estivales al redescubrir, en su pueblo natal, unas inscripciones rúnicas que siendo niño le fascinaron.

 

Estas inscripciones, grabadas sobre una piedra durante el siglo VII en honor a un misterioso escandinavo de nombre Audum, parecen haber aguardado allí durante siglos esperando a que alguien cuente su historia. Y será Tobías a través de un frenético pulso creativo, quien lo haga.

 

A lo largo de ese verano, Tobías escribirá su primera novela "Volátil". En ella, irá desgranando la historia de Audum, y la escribirá con estructura casi arquitectónica, como si elevara una catedral de papel. Ya que, al igual que en las catedrales góticas, Tobías, nos guiará como a peregrinos a través de un extraño camino iniciático por la vida e historia de Audum, un joven esclavo vikingo que vivió en el siglo VII pero que regresa a través de la imaginería de Tobías y de unos cantos, que hace mucho, mucho tiempo, alguien grabó en unas piedras.

 

Autor

 

Luis Durán nació en Oñate (Guipúzcoa), en 1967. Es dibujante y guionista. Historietista de los años ochenta y noventa con obra ligada a las publicaciones alternativas e independientes. Premio autor revelación del XX Saló del Còmic de Barcelona 2001.

 

Entre sus obras publicadas destacan Perry Masón: Remiendos (Ediciones el Pregonero, 1996), Barco Pirata (Ediciones Potxo, 1997), Solsticio (1999), El Vuelo del Caracol (2000), Nabo (2001) y El gato sin alas (2001) bajo el sello Mancuso Comics, Vanidad (Sinsentido, diciembre/2001), La Tierra Negra (Edicions De Ponent, 2002), Atravesado por la flecha (Astiberri, octubre/2002), Antoine de las tormentas (Astiberri, julio/2003), Nuestro verdadero nombra (Edicions De Ponent) y Volátil (Edicions De Ponent).

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