Una velada con Martín Sinister

Imagen de Calabazas en el Trastero

Una pequeña entrevista por Otis B. Driftwood

Otis B. Driftwood es autor de libros sobre cine centrados en el género de comedía como Una noche en la ópera, el humor desenfrenado de los años 30 o Memorias de un cinéfilo sarnoso. Hoy nos trae en exclusiva para OcioZero una entrevista con nada menos que Martin Sinister.

 

Martin Sinister. ¿Qué decir de un autor tan maldito como este? Al menos la mayoría de los autores malditos empezaron a crear su obra cuando estaban vivos, pero la vocación de Martín vino después. ¿Y qué es una nimiedad como la muerte para parar el arte? Eso es verdadera pasión. Desde luego, tiene más mérito... Pero quién mejor que él para darnos a conocer su trayectoria. Buenas noches, Martin. Te veo más animado que de costumbre.

Buenas noches, Otis. Si lo de estar animado va con segundas, puedes irte al infierno.

 

Tan cordial como siempre. No, no va con segundas. Es que te veo radiante. ¿Es tal vez por alguno de tus últimos proyectos?

Nada en especial. Una cosa rápida de última hora. Los trabajos manuales siempre me dejan esta sonrisa. Son buenos para el cutis y para aliviar tensiones.

 

Te entiendo. El amor propio es el mejor de los amores y el más económico. Salvo el gasto en cremas para las manos, pero dejemos este jugoso asunto y volvamos a la entrevista. ¿Qué te decidió a lanzarte al mundo del arte?

Es fácil. Pensé que si otros han triunfado después de muertos, como Van Gogh y John Kennedy Toole, yo también podía. ¿Por qué no?

 

Martin SinisterUn ejemplo para todos. Un mensaje muy positivo. No importa la edad ni el estado vital para lograr tus sueños…

… O tus pesadillas. Es cuestión de ambiciones. Hay más casos parecidos al mío. La muerte vende. Ya ves a Roy Orbison que ahora vende más discos que cuando vivía o la fama de Marilyn Monroe. La muerte tiene el poder del recuerdo imperecedero… y en el mejor momento. Nunca verás la decadencia de James Dean y en cambio has visto la de Marlon Brando.

 

Un interesante punto de vista. Una vez decidiste a dar a conocer tu obra, ¿qué pasos seguiste?

Bueno, como deseaba triunfar a toda costa, eché mano de un amigo. No te puedo decir el nombre ya que quiere mantener el anonimato. Ya sabes que la mejor jugada del diablo ha sido convencernos de que no existe. Solo decirte que la reunión con él fue como en la escena de El padrino donde un cantante le pide a Don Vito ayuda para conseguir un papel en una película para relanzar su carrera.

 

Ya recuerdo. Dicen que está basada en cómo consiguió Frank Sinatra su papel para De aquí a la eternidad. ¿Hubo alguna cabeza de caballo por medio?

No hizo falta. Mi benefactor me permitió acceder a un equipo lleno de talento. Bueno, al menos eso me dijo, el muy mentiroso. Luego la realidad fue otra y me tuve que conformar con lo que había. Pero no importa: sabía que mis ideas sobrepasarían a la realización de un equipo mediocre.

 

Como es habitual, la modestia y el compañerismo son algunas de tus virtudes.

Ya te digo, Otis. Uno es así por naturaleza, como los escorpiones. Una de mis primeras colaboraciones fue con Pedro Belushi. Hicimos el libro Humor poseso, poseso humor. Él fue las manos que llevaron al papel mis ideas. Al papel y a otros sitios. No puedo decir que fuera una relación falta de conflictos. Pedro se quejaba de que soy muy posesivo.

 

No es la primera vez que oigo esas quejas sobre ti. Tal vez es por lo extraño de tu condición a la hora de trabajar. ¿Puedes explicarnos cuál es tu modus operandi?

Intento no interferir en las vidas de mis colaboradores y utilizarlos fuera de sus vidas habituales. Ya sabes, por la noche o cuando duermen. Una vez que tomo posesión de la situación, me pongo manos a la obra. En todos los sentidos. Ya me entiendes.

 

Por supuesto, aprovechas el momento y, aparte de realizar tu obra, te das un autohomenaje. El trabajo no está exento de algunas alegrías adicionales.

Eso pienso. Si la vida te da limones, haz limonada. Exprímela a fondo. Hasta la última gota.

 

¿Cómo surgió la idea de What’s up, Doom??

Me gusta mucho el cine. No sabes la cantidad de horas muertas que me he pasado redescubriendo y saboreando clásicos. Sobre todo de la Screwball comedy. Esas comedias tienen un ritmo endiablado donde muchas veces los actores soltaban sus frases como balas de metralleta.

 

¿Como La fiera de mi niña, en donde veo un claro referente para tu novela?

Sí, con ese humor alocado y sofisticado que no insulta al espectador. Muchas comedias de ahora piensan que el nivel de la gente que va al cine es de niños de seis años, pero esas películas, no. Es el tipo de cine que me gusta, como bien dices. Largometrajes como La fiera de mi niña de Hawks o su seguidora espiritual, ¿Qué me pasa, doctor? de Bogdanovich.

 

Esas dos películas tienen un ambiente y una historia común.

Sí, la del tipo apocado abocado a una vida gris que se encuentra con una chalada encantadora que trastoca su existencia derrumbando todo lo que pensaba hasta los cimientos y luego sigue bailando sobre su tumba preguntando si no le importa que te toque las narices. Muchos deseamos en el fondo que nos ocurra a nosotros, aunque no lo confesemos. Es una idea fabulosa. Así que me dije, ¿por qué no volver a utilizarla?

 

¿Así que What’s up, Doom? es un homenaje a esas películas?

Claro. De hecho en principio iba a ser un guion de cine, pero luego me decidí a hacerlo novela. El homenaje llega hasta en el título. El título en inglés de ¿Qué me pasa, doctor? es What´s up, doc? que es la frase que siempre utiliza Bugs Bunny. El conocido ¿Qué hay de nuevo, viejo?

 

Los autores siempre se están copiando.

Homenajeando. Homenajeando suena mejor. Más digno, más glamouroso.

 

Homenajeando, vale. Tendría que haberlo dicho en el colegio cuando me pillaron “homenajeando” el examen del alumno de al lado.

Tal vez hubiera colado, aunque creo que no. ¿Sabes que Bogdanovich le enseñó el guion de ¿Qué me pasa, doctor? a Hawks y este le dijo que era una pena que no le copiase el gag del esqueleto de dinosaurio? Eran amigos y Hawks estuvo orgulloso del éxito de Bogdanovich.

 

Aparte del homenaje a esas películas, ¿qué pretendías con la novela?

Hacer la novela definitiva del siglo XXI… No, es broma. Solo deseaba pasármelo bien escribiéndola. Hacer algo que me gustaría leer, y si le gusta a alguien más, mejor. Y si no le gusta, que sigan carcajeándose viendo películas de Adam Sandler.

 

Ya veo que le das al lector una alternativa que no pueden rechazar.

Ellos deciden. El pozo o el péndulo. No me voy a hacer rico con esta novela. Así que no voy a estar bailando el agua a nadie para que lean mi fabuloso libro, que mi modestia me impide decir que es magnífico.

 

Tu conocida humildad vuelve a surgir. Por cierto, ¿Lucinda está basada en un personaje real?

No puedo decírtelo. Su padre no se lo tomaría muy bien si te lo dijera. Aparte de ser mi benefactor, sé guardar un secreto. En ese aspecto soy una tumba, no voy a dar ninguna pista.

 

El misterio continúa, y si alguien quiere saber de que va todo, será mejor que lea tu novela. Muchas gracias por tu tiempo y espero hablar contigo en otras ocasiones.

Otra cosa, Otis… A la espiritista, la pagas tú, ¿verdad? Es que no llevo suelto. En el ectoplasma no tengo bolsillos.

 

Vale, la pago yo… como siempre.

 OcioZero · Condiciones de uso