El castillo de los Cárpatos

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Un amour fou en tierras transilvanas

No cabe la menor duda de que uno de los libros menos difundidos y más atípicos de la extensa bibliografía de Jules Verne (1828-1905) es esta novela tardía en su producción, Le Château des Carpathes, aventura fantástica alejada de la temática “científica” a la que su autor estaba acostumbrado experimentar. Aparecida originalmente por entregas en el Magasin d'Éducation et de Récréation, del primero de enero al 15 de diciembre de 1892, es de lo más inverosímil que el autor de Veinte mil leguas de viaje submarino y De la Tierra a la Luna había creado hasta entonces. A caballo entre el universo fantástico y una exaltación del “amour fou” casi surrealista, Verne logra narrar una historia donde sus protagonistas intentan el mayor desafío posible: vencer a la muerte.

En laEl castillo de los Cárpatos - Julio Vernes profundidades de Transilvania, en una comunidad aislada y supersticiosa, la inesperada aparición de humo en la torre de un castillo abandonado sugiere una presencia diabólica. Los supersticiosos aldeanos aseguran que se trata de un temible espectro; todo el pueblo de Werst no lo duda, es el Diablo que ha llegado a la meseta de Orgall para instalarse allí y hacer estragos en la crédula población. Hubo tentativas en querer desmentir esta muy arraigada creencia, pero cualquier intento de llegar a la inexpugnable fortaleza fueron frustrados por hechos extraños.

No obstante el conde Franz de Télek intuye algo muy distinto, la figura blanca y borrosa correspondía a la de su prometida muerta, la Stilla, una cantante de opera quien había fallecido mientras interpretaba el aria final de Orlando. Sospecha como responsable al barón Rodolfo de Gortz, un maníaco melómano quien había estado acosando a la bella soprano por toda Europa, hasta la noche misma de su deceso. ¿Había muerto realmente la Stilla en el escenario, o se encontraba secuestrada en el castillo maldito, propiedad del barón y su inseparable cómplice, el inventor Orfanik?

El desenlace de la trama le da la razón a las especulaciones del conde. Como autentico positivista confeso, Verne demuestra que los fenómenos que parecen inexplicables poseen, sin embargo, una explicación. Para ello, descansa toda su fe en los avances tecnológicos. La solución es, por lo tanto, de corte científica. La fantasmagórica cantante es tan solo un holograma creado por una máquina a partir de un retrato, y su voz, un disco obtenido por aparatos fonográficos. Hasta el último momento, dos hombres, el barón y el conde, dos fuerzas antagónicas se disputan el recuerdo exclusivo de la mujer a la que amaron hasta el delirio.

El castillo de los Cárpatos predijo el cine, pero también, lo que es más interesante aún, por ese despliegue lógico de trucos y aparatos geniales, a los mecanismos pergeñados, en las décadas sucesivas, por Raymond Roussel (1877-1933), acaso la más fiel y perfecta invención de Verne.

Augusto Munaro

 

EL CASTILLO DE LOS CÁRPATOS

Jules VERNE

Traducción: Elena Bernardo Gil

Alba Editorial

Barcelona, España. 2011 (250 Págs.)

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Patapalo
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Una reseña muy interesante, aunque quizás desvela mucho al final. En realidad, creo que a estas alturas nadie se hubiera creído que Julio Verne escribiera una novela gótica propiamente dicha, aunque confieso que la leí, no hace mucho, con la esperanza de verlo lidiar con un vampiro al uso.

En cualquier caso, el homenaje al género es manifiesto, aunque al final lo reconduzca (de un modo algo forzado en algunos momentos) para encajarlo con su cientificismo. Una lectura muy interesante y atípica dentro de lo que nos legó el autor.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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