Hazañas bélicas
Reseña del primer volumen de la reedición de Planeta DeAgostini
Hazañas bélicas es uno de esos cómics que han marcado una época. Para quienes lo conocieron de niños, bien directamente, bien a través de algún mayor de su entorno, no necesita demasiada presentación: su formato apaisado, sus abigarradas historias militares, ese aire entre épico y solemne seguro que habrá quedado grabado en su memoria. Pero ¿qué pueden encontrar en sus páginas los que se acercan a él por primera vez?
En esta primera entrega de la reedición realizada por Planeta DeAgostini nos encontramos con cinco historietas de Boixcar: Diez minutos en Stalingrado, Guerrilleros en Polonia, Tragedia en el mar, Cuatro soldados en Birmania y El Sargento Furia, que vienen acompañadas por el relato breve Bingao. Son narraciones de una época muy marcada, que presentan una fascinación evidente por el ejército alemán y una aversión marcada por los comunistas, hijas ambas dos del tiempo en el que fueron forjadas. Así, si se leen de un modo literal, pueden atragantarse en buena medida o dejar el disfrute al lado historicista. Después de todo, no dejan de ser un documento histórico.
Pero hay otra aproximación que es la que, en realidad, llegó a tantísimos lectores en su día y a la cual podemos amoldarnos si hacemos un ejercicio de abstracción: la de la épica militar pura y dura. Las historietas de Hazañas bélicas nos presentan tramas tan maniqueas como grandilocuentes. Sus héroes nacen para la epopeya y los villanos son sus antítesis mezquinas, lo que permite polarizar el conflicto hasta el extremo. Este planteamiento también empuja hacia tramas retorcidas y abracadabrantes, llenas de giros del destino inesperados, casualidades improbables y situaciones tan insólitas que remiten constantemente a la mano del destino o, directamente, de Dios. No es de extrañar, por lo tanto, que dentro de la parafernalia bélica, las historias giren en torno a la redención, el sacrificio, la trascendencia...
Con estos elementos narrativos, es inevitable que algunas piezas del guión terminen por resultar ingenuas o incluso evidentemente anacrónicas, pero es un detalle que puede dar encanto, más que quitarlo. De alguna manera, no deja de ser la exaltación de la tragedia griega reconvertida en relato bélico ambientado en los '40.
Por su parte, el dibujo de Boixcar ha envejecido bien, aunque se perciba como propio de otra época. A pesar de ser pulp en el más puro sentido del término, la calidad de la recreación del armamento y ambiente de la época (II Guerra Mundial) es notable, y los héroes y heroínas, aunque tienen ese toque algo hierático de las estatuas propagandísticas, conducen bien la historia y compensan el exceso de texto (generalmente melodramático) que acompaña las ilustraciones.
En definitiva, Hazañas bélicas es un cómic que disfrutarán los nostálgicos y los apasionados por la época, y que no deja de ser una curiosidad que puede brindar algún rato entretenido a un lector menos implicado.
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