La elegancia del erizo

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Reseña de la obra de Muriel Barbery

 

Esta novela es, ante todo, original en el argumento, en el planteamiento y en la narración. Es la novela de las apariencias, del "por qué siendo yo de esta clase social me tengo que flagelar y sentirme mal con lo que leo".

 

El título ya es una buena metáfora de lo que trata el libro. Las personas deben ser como los erizos: desde fuera lo que más destaca de ellos son los pinchos, pero por dentro hay mucho más. Hay mucho más allá de los roles sociales. Este libro es un canto a la esperanza, al humor ácido y bien construido, que quizá ponga de mal humor a aquel que no sepa digerirlo.

 

Se habla aquí de filosofía, de literatura universal, hasta de música; pero siempre desde el punto de vista de alguien que, en teoría, es rechazado "a priori". Por ello, serán las pequeñas cosas, la belleza interior y lo que nos sugieren algunos aspectos de la vida.

 

En cuanto a la narración, hay dos narradores en la obra:

 

Por un lado, Reneé, la portera, que será el personaje más dramático.

 

Por otro lado, Paloma, la niña de doce años, que a modo de diario nos explica caóticamente el porqué se quiere suicidar (genialmente escritos estos diarios, directos, comprensibles por todos, sazonado con un humor apocalípitico).

 

Autora

 

Muriel Barbery nació en Bayeux en 1969. Profesora de filosofía, es autora de la novela Una golosina (2000), traducida a doce lenguas. La elegancia del erizo es un fenómeno editorial en Francia, donde a superado los 250.000 ejemplares vendidos. La novela, cuya versión cinematográfica está ya en preparación, será publicada próximamente en toda Europa y Estados Unidos.

 

Sinopsis

 

Una portera, Reneé; una niña de doce años, Paloma y un nuevo inquilino de origen oriental, el señor Ozu, entablarán una amistad sincera.

 

Edición

 

La elegancia del erizo

Muriel Barbery

Biblioteca Formentor

Bolsillo

 

Conclusión

 

En este libro son muy importantes los títulos de cada capítulo, los silencios pero también el cómo se dice, si no, caeremos en la trampa de no empaparnos de la sátira social que se hace.

 

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