1000 años de Juegos Olímpicos
Reseña de la obra de Moses I. Finley y H.W. Pleket publicada por Editions Perrin
1000 años de Juegos Olímpicos (1000 ans de jeux Olympiques en el original francés) es un acercamiento a la realidad histórica de esta conocida competición deportiva. El libro cubre el periodo comprendido entre el 776 antes de Cristo y el año 261 de nuestra era, es decir, desde la Grecia Antigua hasta bien después de la conquista romana. Aunque en este monográfico se hace alguna referencia a los Juegos Olímpicos modernos, no son estos el centro de atención, sino los juegos originales de los cuales estos últimos tomaron el nombre.
Como cabe imaginar, la realidad de esta competición ritual cambió enormemente a lo largo del tiempo. Arranca como una de tantas manifestaciones religioso-culturales de la península helénica y termina siendo un espectáculo de reconocimiento internacional que ganará la atención de emperadores como Nerón. El segundo capítulo, de hecho, está dedicado a poner los Juegos Olímpicos en relación a los de otras polis y regiones griegas, como los Juegos Píticos. También se exploran las particularidades que hicieron de los olímpicos los, en cierto modo, más exitosos, quizás por el papel político secundario de sus anfitriones que les permitía ejercer de territorio neutral.
Dentro de los aspectos sociales, se valora también el impacto económico y político que tuvieron durante la Antigüedad, entrando en aspectos como las treguas militares, los despliegues de fasto de la aristocracia o las connotaciones políticas de la participación en los mismos. Los dos últimos capítulos de la obra están dedicados en exclusiva a estas cuestiones y recogen las críticas realizadas a los juegos, y al mundo del deporte en general, por personalidades contemporáneas, como el mismo Aristóteles.
Cinco capítulos son dedicados a aspectos más técnicos de las propias competiciones. En ellos se explican las pruebas que se incluyeron a lo largo del tiempo, algunas de las cuales conservamos todavía mientras que otras nos pueden resultar tan sorprendentes como peregrinas (por ejemplo, las carreras de hoplitas o las de mulas), el reglamento por el cual se regían estas, el arbitraje, la vida de los atletas profesionales (en las épocas en las que estos existieron) así como su proyección social y su estatus (algunos se convirtieron en auténticas estrellas internacionales), los circuitos de juegos que existían, que culminaban con los Juegos Olímpicos, el papel de los entrenadores, curiosidades como los récords que han quedado inmortalizados en lápidas...
En conjunto, 1000 años de Juegos Olímpicos es una lectura apasionante. Dada la brevedad de la obra no da tiempo a que profundice demasiado en ninguno de los aspectos mencionados, pero, al mismo tiempo, tiene la virtud de presentar un cuadro general muy completo que ayudará al lector a tener una idea mucho más precisa de lo que eran en realidad los Juegos Olímpicos, un encuentro periódico que distaba mucho de la imagen idealizada que tenemos de él en ocasiones.
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