Los sueños muertos
Reseña de la novela de Francisco J. Segovia Ramos publicada por Autores Premiados
Los sueños muertos, que fue finalista del I Premio de novela de terror Ciudad de Utrera y que ahora Autores Premiados nos presenta en su colección Tánatos, es una visión distinta a lo que en el imaginario popular, gracias a los Mitos de Cthulhu, identificamos como cultistas. Hablamos, en efecto, de esas personas que se lanzan a la búsqueda de conocimientos arcanos, a riesgo de perder su mente en las simas de la locura, sin temor a despertar poderes que orbitan más allá de la esfera vital de los hombres.
Francisco J. Segovia Ramos se ha liado la manta a la cabeza y ha rehuido las fórmulas sencillas para darles la dimensión que merecen. Así, Los sueños muertos conjuga el ambiente claustrofóbico propio del horror con pasajes oníricos que ayudan a percibir la sensación de irrealidad y locura que, necesariamente, acompaña a esa transgresión de las leyes lógicas que supone la hechicería. La propia estructura busca potenciar esa sensación de terreno desapareciendo bajo los pies: tenemos capítulos breves, saltos de foco, de escenario, de tono... todo un mosaico de sensaciones que va convergiendo hacia el final catárquico.
No son meros fuegos de artificio. La narración está salpicada de reflexiones y pasajes que se graban en la memoria, de una suerte de filosofía oscura aterradora como el horror cósmico. Estos elementos van dando calado a la historia y complementan el aspecto estético de la prosa al tiempo que se conjugan con la riqueza de los escenarios históricos: en Los sueños muertos el pasado vuelve como un fantasma inquieto para perturbar el presente, lo que da la excusa al autor para revisitar la España medieval y sus misterios.
Aunque, como ya hemos señalado, por prosa y estructura la novela tiene mucho de horror cuasi poético, la historia que encierran sus páginas se articula en buena medida como una narración policíaca o un thriller, dependiendo de en qué aspectos de la misma pongamos el acento. Por un lado, está la búsqueda del conocimiento prohibido, obsesiva y peligrosa, que emprenden los protagonistas. Por otro, el rastro que esta búsqueda va dejando, y que se puede remontar a siglos pasados, y las consecuencias que dicho rastro lleva consigo.
Con estos ingredientes y esta receta particular, Los sueños muertos no es una lectura dócil. Cabalga desbocada por muchos y abruptos terrenos, y lo hace a tumba abierta. Precisamente en ello reside su valor: en todos esos elementos de interés sobre los que consigue arrojar una luz original y reveladora que hace que miremos de otra manera a algunos tópicos del género de terror.
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