Frankenstein
Reseña de la novela de Mary Shelley, también titulada "El moderno Prometeo", reeditada recientemente por Editorial Juventud en una versión ilustrada
La historia de Frankenstein ha calado tan profundamente en nuestro imaginario colectivo que es casi inexcusable leerse esta novela, aunque sólo sea para (re)descubrir la historia original y desterrar algunas ideas preconcebidas generalizadas -hay mucha gente que sigue pensando que Frankenstein es el nombre del monstruo, o que el proceso de creación del mismo es como se suele representar en las películas, con relámpagos incluidos-. Lo que se encuentra en sus páginas bien merece la pena.
Es cierto que algunos aspectos de la novela pueden resultar anacrónicos: hay referencias a las diferencias de clases que se nos aparecen chocantes -y que incluso sugieren una crítica velada por parte de la autora a prácticas de la época-, y el carácter del protagonista y su modo de afrontar la creación del monstruo sin duda no encajan con lo que esperaríamos de un héroe contemporáneo. Pero lo que es indudable es que la historia engancha, y que mantiene el interés del lector durante todo su desarrollo, aun conociéndose, groso modo, las principales peripecias.
Resulta curioso ver también que la historia se enmarca en el género epistolar, desarrollando dos tramas paralelas, que en cierto modo son reflejo una de la otra, como en un espejo oscurecido, que terminan convergiendo a un terrible desenlace que conmociona al lector y le obliga a volver sobre los planteamientos previos y los dilemas tratados a lo largo de toda la trama. Esta sensibilidad de la autora, que juega a no posicionarse incluso en el prólogo que escribió expresamente para la novela, es, sin duda, una de las bazas fuertes de Frankenstein, y un ejemplo a seguir por todos los que cultivamos el terror. No estamos ante una simple novela de malos y buenos, como se podría pensar a priori -y como, sin duda, se desearía en la época-, sino ante una novela de conflictos.
En cuanto al trasfondo científico de la obra, resulta obligado comentarlo ya que muchos la consideran la primera novela de ciencia ficción, hay que aclarar que no se trata de una obra exhaustiva o detallista, sino más bien concepto. La brillante idea de la creación del monstruo queda difuminada en una sugerente aura alquímica, bajo el recurso estilístico de no dar pie a repetir la blasfemia perpetrada, para dejar espacio a lo que realmente le interesa a la autora: el concepto y sus consecuencias, porque, en el fondo, ésta es una obra sobre la naturaleza humana.
Como resultado tenemos una novela que ha envejecido sorprendentemente bien, que sigue cautivando a los lectores tanto por su idea central como por el modo en el que se desarrolla, estilística y narrativamente. Sorprende saber que Mary Shelley la escribiera con diecinueve años...
Autor
Mary Wollstonecraft Godwin (Londres, 1797 - 1851), conocida como Mary Shelley, fue una escritora, dramaturga, ensayista y biógrafa británica, reconocida sobre todo por ser la autora de la novela gótica Frankenstein, o el Moderno Prometeo (1818). También editó y promocionó las obras de su esposo, el poeta romántico y filósofo Percy Bysshe Shelley. Su padre fue el filósofo político William Godwin y su madre la filósofa feminista Mary Wollstonecraft.
Sinopsis
Dejándose llevar por su pasión por la ciencia y la investigación, Frankenstein consigue culminar un impresionante descubrimiento... que se convertirá al mismo tiempo en su peor pesadilla.
Edición
Frankenstein
Mary Shelley
Editorial Juventud
Rústica
La edición cuenta con unas ilustraciones muy sugerentes de Carles de Miguel, un buen refuerzo para poner en contexto la historia para los que no estén muy familiarizados con la época.
Conclusión
Frankenstein es uno de los grandes clásicos de la literatura en general y de la de terror anglosajona en particular, y lo es por muchos méritos. Sin duda, la idea en torno a la que orbita la trama -la creación de un engendro que tiene vida propia- es el más llamativo, pero no el único que ha hecho envejecer bien la obra. El estilo, la profundidad de los personajes y la extraña historia que se desprende de la premisa inicial sin duda han tenido su peso también.
Con estos elementos, es una novela muy recomendable para los amantes del género, de cualquier edad, aunque quizás se disfrute más todavía cuando se ha tenido un cierto bagaje lector. Sin duda, las relecturas resultan igualmente entretenidas.
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Estoy leyéndala y no puedo estar más de acuerdo. No se puede evitar sentir compasión por el monstruo.
Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.
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