Esta noche arderá el cielo
Reseña de la novela de Emilio Bueso publicada por Salto de página
Esta noche arderá el cielo no es simple narrativa, sino literatura. Sí, viene a contarnos una historia, claro, pero sin olvidarse de que el medio —la prosa, esa química arcana y dislocada en el tiempo entre lector y escritor— es una parte fundamental de esto. Nada de frases descafeinadas, de estructuras prefabricadas o de figuras retóricas calcadas de siglos ha: Esta noche arderá el cielo se abandona a esa prosa que ya descubrimos —y alabamos— en Diástole, Emilio Bueso en estado puro.
Sin embargo, no es más de lo mismo. Aquí, a pesar de que el protagonista es un tipo más bien lacónico, no hay una introspección tan marcada, sino una apertura a un género de aventuras reinventado. Tenemos la fascinación de los paisajes inimaginados, encarnada en la apabullante y solitaria majestad de la Trans-taiga, tenemos la tensión y el suspense de una trama que mezcla contrabando e indios como en una visión distorsionada de una novela de Cooper, también romance, pero no uno al uso, con sus frases hechas, sino uno único, con sus ausencias creadas a medida. E, igualmente, ingredientes más contemporáneos, desde un guiño macabro al slasher más descocado a tonalidades crepusculares que, sin duda, puede disfrutar mejor una generación audiovisual, pasando por esos excesos tecnológicos tan propios de nuestros días.
Un cóctel bien cargado, sin duda, que Emilio Bueso consigue manejar con acierto, agitándolo para aumentar la presión hasta dejarlo reventar en el momento adecuado. Estamos ante una novela mestiza, cruzada y rabiosa como un perro callejero, tan lúcida como uno que ha recibido muchos palos y tiene ganas de lanzar dentelladas. Se le ve en el pelaje tanto el realismo mágico como la ghost-story, los monstruos de la Hammer en horas bajas y la elegancia sobria del terror de atmósfera. Y, al mismo tiempo, no es fiel a ninguno, a nadie.
Mucho más circense que sus trabajos previos, Esta noche arderá el cielo tiene momentos en los que parece interpelar a otros creadores, decirles «ya sé que esto no se hace así y me da igual». Es vitalista dentro de su melancolía, gamberra y, al mismo tiempo, consciente. Entretenimiento en estado puro, del que te tiene sujeto a la página, kilómetro a kilómetro hacia el infierno, que, al mismo tiempo, no se resigna a seguir las mismas sendas ya trazadas.
Esta noche arderá el cielo no es una del montón: es narrativa nueva, fresca, decidida, implacable. Un libro inestable, desbocado, con un buen puñado de momentos geniales. De los que no digiere todo el mundo pero que, cuando encuentran su lector, lo seducen para siempre.
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