Lo que sueñan los insectos

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Reseña de la novela de Javier Quevedo Puchal publicada por Punto en Boca

Javier Quevedo Puchal ya nos demostró en Cuerpos descosidos su calidad como escritor, la riqueza y la profundidad que puede tener ya de por sí la prosa a la hora de vehicular una historia. Lo que sueñan los insectos no se queda atrás en estos aspectos respecto a la ganadora del Premio Nocte a mejor novela nacional 2012. Sin embargo, su enfoque es distinto en muchos clave, desde el escenario al modo narrativo elegido.

Si bien es cierto que Lo que sueñan los insectos es también una obra en la que el terror y del drama reposan en última instancia sobre los seres humanos, y que su desarrollo tiene un importante componente introspectivo, es innegable que estamos ante una obra más colorida y, en algunos aspectos, más dinámica, quizás por la elección de un narrador en primera persona que ni eclipsa los acontecimientos ni sirve de mero comparsa.

De entrada nos plantea a una protagonista tan sugerente como inesperada: una mujer que, de algún modo, es capaz de percibir la presencia de criaturas malignas sobrenaturales —demonios, digamos— y, hasta cierto punto, de espantarlos. Ojo, no es una novela de aventuras, ni de esa fantasía oscura donde todo cabe si suena cool. La base de Lo que sueñan los insectos es realista y, por ende, buena parte de la gente toma a este personaje clave por una charlatana, por un fraude.

Este enfoque permite mantener una distancia reducida con el lector, algo que acentúa el acertado tratamiento de los personajes —la complicidad del matrimonio, mundana y casi parca a nivel expresivo, es uno de los puntos fuertes del libro—. Gracias a ello, Javier Quevedo Puchal consigue momentos francamente espeluznantes que, además, podríamos ubicar en la esquina de al lado de nuestras casas.

Y es que esta esquina de al lado es muy importante en Lo que sueñan los insectos. Montada con una delicadeza sutil, la novela nos presenta una trama en la que todos los hilos convergen con suavidad y precisión, levantando ecos de novela policíaca, pero, sobre todo, construyendo varios niveles de lectura. Lo monstruoso que se encuentra en el texto no es solo un elemento de entretenimiento, sino un reflejo de nuestro mundo en el que merece la pena posar la mirada. Sin pretender ejercer de púlpito, el libro establece una comunicación interesante entre la narrativa – divertimento y el trasfondo – reflexión que se exponen en sus páginas.

Con todos estos elementos, Lo que sueñan los insectos es una obra muy recomendable para cualquier amante del suspense, sobre todo si le gustan los elementos sobrenaturales bien medidos. Tiene algo de la inquietante elegancia de El exorcista, momentos con una fuerza visual dignos de Clive Barker, un elenco de personajes muy bien perfilados y distribuidos en el escenario y, sobre todo, esa fuerza narrativa tan propia de Javier Quevedo Puchal. En resumen, una de las grandes novelas de terror nacional de este año.

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Patapalo
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Por cierto, que la portada de la edición de Punto en Boca y el título, aunque en algún momento llegué a dudarlo, tienen todos su razón de ser, como se va desvelando en el momento adecuado.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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