OZ entrevista a Matias Bonetti
Escritor, guionista radiofónico y cinematográfico, creador de la serie de cómics “Diarios de un practicante (de magia)”, este singular autor nos aporta una nueva e insólita pieza a nuestro puzzle del mundo literario.
Matias Bonetti nació en Quilmes (Argentina), el 25 de Diciembre de 1974. En 1995 debutó en radio haciendo “Matón Solitario”, programa de periodismo y cultura, en F.M. Radio Claxon. En 1996 publicó su primer cuento, “Madera y sangre” y entró a colaborar en “Axxón, ciencia ficción en bits" donde publicó cuentos y notas sobre cine, música, televisión, libros y cómic.
Ganó una Mención de Honor en el 2º Concurso Nacional de Poesía y Cuento del Río de la Plata por dos cuentos, publicados en la antología “Torrente de Cuentos y Poesías del Río de la Plata 1996”. En 1997 fue convocado para escribir la sección literaria de terror del programa “Evitando el ablande” en F.M. La Rocka. A fin de ese año publicó “Cuentos sobre la muerte. Encuentros", al que le seguiría, en 1998, “Susurros en la Oscuridad”.
En 1999, su relato “El encargo (o una buena oportunidad para retirarse)” fue adaptado en formato de cortometraje por Federico Quirós y en 2000 empieza a publicar semanalmente en el sitio de Camelot Comics "Diarios de un practicante (de magia)".
En el 2005 queda al cargo de www.regresadosfilm.com.ar, sitio web de "Regresados", segundo largometraje de la dupla "Bernardini", que construyó por encargo de su maestro Cristian Bernard. Esta experiencia le impulsaría a empezar su serie de cortometrajes “Evolución”.
Finalmente, en Enero de 2006, tras una mala ruptura con Camelot, construye www.diariosdemagia.com.ar, sitio dónde continúa publicándose su cómic "Diarios de un practicante (de magia)".
Diarios de un practicante (de magia), el proyecto recientemente emancipado de Camelot y tal vez el que más te ocupa este año, ha sufrido muchos avatares. ¿Podemos mostrarnos optimistas con el panorama actual?
Afortunadamente puedo decirte que sí. La independencia no es fácil, pero es tan bella… Es lo que me devolvió las ganas, ya que trabajar por seis años para alguien que no valoraba nuestro trabajo... le baja la autoestima a cualquiera pese a los elogios de público y crítica. Creo que fue lo mejor que le pudo pasar a este cómic, al equipo y a mí.
El formato de esta obra resulta fascinante, con su estética bien definida a pesar de los numerosos artistas gráficos que han pasado por él. ¿Cómo surge esta idea, este deseo de trabajar en cómic siendo escritor?
Yo aprendí a leer con los comics, y creo que esto también nutrió fuertemente mi imaginación, además de hacerme descubrir el gusto por las historias. Leí comics durante toda mi infancia, de Marvel y DC. Paré un par de años creo hasta mis trece años, cuando se estrenó la primera película de Batman de Tim Burton, entonces volví a consumir comics con voracidad, y desde ahí no paré.
A los quince años descubrí “Cementerio de animales” de Stephen King, y con él nació mi amor por la literatura (al terror ya lo amaba de chico gracias al cine), y por la escritura, que empecé a esa edad. Un detalle curioso es que el detonante que me hizo escribir mi primer cuento, que fue de ciencia ficción, fue una revista española de videojuegos llamada Micromanía, que tenía una sección donde publicaba cuentos de ciencia ficción. Así escribí “Antonio”, con la idea de enviarlo a la revista… cosa que nunca hice, pero fue la semilla de todo lo que escribí después.
Y así los años me hicieron recorrer distintas lecturas tanto en comics (la línea Vertigo/DC me abrió la cabeza) como en libros, y así empecé escribiendo cuentos cortos, dos novelas que nunca mostré (porque cuando las terminaba no quedaba conforme con el resultado), y siempre rondó por mi cabeza hacer comics. Varias veces estuve cerca, pero no fue hasta el 97 que escribí “Ornella”, cuento publicado en mi segundo libro “Susurros en la oscuridad”, y encontré una historia que podría continuar en forma de serie, algo que siempre había deseado y que era el vehículo ideal a través del cual hacer algo en formato de cómic.
Así es que escribí los siguientes dos capítulos formando una trilogía circular, jugando con los tiempos, y después sencillamente no pude parar de escribir historias para esa serie. Lo hice paralelamente a mi escritura para radio de ese hermoso 1997, hasta el 2000 cuando empezamos a publicar el cómic en Camelot (el pacto con el diablo). Pero cuando empecé a escribir la serie en el 97, como sólo había hecho algunos intentos de escribir guiones de comics anteriormente, me sentí más cómodo haciéndolo en formato literario, con la idea de adaptarlo a guión cuando consiguiera publicarlo. Y en el año 2000 empezó el trabajo de adaptación, el trabajo en equipo con dibujantes, y la escritura del resto de la historias de la serie.
En el proceso de plasmar un texto en imágenes, de tamizarlo a través de un ilustrador, la obra muta sin control por parte del escritor. ¿Cómo te resulta esta experiencia? ¿Es duro que los “hijos” literarios adopten su propio camino o siempre queda la posibilidad de guiarlos?
Soy del tipo de guionista detallista y celoso de su obra, sobreprotector te diría. Baragli (el segundo dibujante) solía decirme “barroco de mierda”, cosa que siempre me resultó un halago aunque él quisiera hacérmelo sentir como un insulto. No es que sólo me gusten los cuadros llenos de detalles en sus fondos, sino que mis guiones están llenos de detalles. Algunos dibujantes lo aprecian, a otros les molesta, pero pese a todo siempre encontramos una forma de acordar, y creo que lo que pueden ver es el resultado de un guionista y varios dibujantes llenos de ideas.
Creo que hasta nuestras luchas, que hasta las relaciones de equipo más conflictivas y chocantes, terminaron arrojando resultados bellísimos. Y yo soy de los que guían, aunque también doy libertad, pero creo que si un autor aprecia su obra y la hace por sincero amor al arte debe guiar. Es cómic de autor, uno le está dando su juguete a otro chico para jugar juntos pero debe poner las reglas. Si el otro chico es un idiota y rompe tu juguete vos tenés derecho a romperle la cabeza, así es como pienso. Pero siempre está la posibilidad de que el otro chico tenga buenas o mejores ideas para jugar, cosas que no te imaginaste. Siempre estoy abierto a eso, es alucinante cuando pasa, y por suerte me pasó mucho.
Últimamente se habla de un resurgimiento del terror como forma de expresión, de una nueva ola de obras enfocadas en esta dirección gracias a las nuevas películas orientales del género. ¿Existe una influencia real asiática en este ámbito o se restringe sólo al cine? ¿Estamos en un buen momento para la literatura de terror?
Admiro ciertas cosas del terror oriental, películas como The Eye, One missed call, The Ring. La mezcla de tecnología con el terror más psicológico pero también más primitivo, pero así como hace un tiempo me dio la fiebre del terror oriental, también se me pasó cuando vi las secuelas de esas películas y me di cuenta de que el negocio arruina el arte en todo el mundo.
Crecí tragándome películas de terror yanquis, desde gore hasta cosas de más “nivel”, todavía disfruto ciertas cosas del gore pero es como que ahora soy mas exigente, y me da mucha pena ver que en Estados Unidos últimamente solo “apuestan” por el “terror para toda la familia” o sencillamente para adolescentes, o a por los remakes innecesarios como La Profecía.
Es triste, pero es una moda que tarde o temprano va a morir, y será reemplazada por otra moda estúpida seguramente, pero afortunadamente, en medio siempre habrá alguna perla, aunque no se trate de algo masivo. Creo que los remakes y el terror para adolescentes no se deben a la falta de ideas sino al negocio. Pero todo es negocio, el cine, la crítica, la gente que va a las salas... Es cuestión de azar como vaya a seguir todo, pero el panorama no me parece auspicioso.
Uno de los grandes aciertos de “Diarios de un practicante (de magia)”, a mi parecer, es su ambientación. Acostumbrados a escenarios made in Hollywood, Argentina nos aporta una nueva frescura y una mayor proximidad. La elección del marco, ¿por qué vino motivada?
Porque, como todo lo que hago y quiero hacer siempre, fue una historia salida de mi corazón. Yo hablo de lo que siento, de lo que conozco. Alguna gente del “mundillo”, y lo que es peor, cercana a mí, me criticó por “localista”... sin embargo viven leyendo comics y viendo películas extranjeras y no les molesta. Fíjate, vos sos español y lo disfrutaste, te encantó.
A mí me importa contar historias, que me gusten, donde pueda hablar de lo que siento y conozco. Yo escribo para mí, no te digo que no pienso en el público, pero yo escribo para mí... ni para los dibujantes, ni para los editores ni para nadie. Después si a los demás les gusta me siento reconfortado, y es lo que pasa por suerte. Pero si uno escucha todas las boludeces que dice cierta gente termina sin escribir nada.
Creo que al final no estuve equivocado, ya que muchos lectores españoles, así como de toda Latinoamérica y hasta de países de habla no-hispana (pero que saben algo de castellano) nos siguen desde el 2000 cuando empezó “Diarios de un practicante (de magia)”. En definitiva ésa es la gente que me importa. Si escribo para alguien además de mi persona, es para ellos, al resto nunca voy a deberles nada.
¿Qué influencia ha tenido, a tu parecer, Internet en el mundo de la literatura y el cómic fantástico, y en especial, del de terror?
Me cagaste con ésa, sinceramente no lo sé. Yo empecé con “Diarios...” en Internet porque el mercado editorial local, para variar, como el país, estaba destruido. Era un campo inexplorado y enorme, me parecía una buena idea para mostrarlo. Y gracias a eso también pudimos seguir cuando la cosa estuvo peor, ya que a nuestro ex explotador le resultaba conveniente al sólo tener que pagarnos a nosotros y ahorrarse costos de impresión en papel, distribución y todo eso.
Cuando empezamos no había comics en Internet, sólo algunas cosas animadas tontas o algunas páginas de algún sitio personal, pero nada serio ni profesional. Mucha gente dice los influenciamos, pero no me corresponde a mí decirlo. Creo que lo que influencia es el arte. Internet es un medio como cualquier otro, pero tiene la ventaja de lo abarcador que es. Hoy en día podés encontrar cualquier cosa en la red, eso es lo bueno.
Si te referís a Internet como influencia en sí... sólo puedo nombrar a William Gibson. Él te contaba a la perfección lo que iba a ser Internet años antes de que la gente tuviera una mínima idea, antes de que fuera de uso público.
Mucho se ha escrito y filmado sobre Internet... creo que sólo me quedo con los guiones de Gibson para Jhonny Mnemonic y X-files, y la primera Matrix obviamente. Dicho sea de paso, amo a William Gibson, pero creo que, además de ser un visionario, es mucho mejor en su faceta de guionista que como novelista o cuentista, al menos para mi gusto. Ojalá tuviera más oportunidades de contar visualmente sus historias.
Todas las obras literarias de tu currículum aparecen en formato relato. ¿Te sientes más cómodo a distancias cortas o estás gestando en secreto alguna novela de la que pronto tendremos noticia?
Escribí las dos novelas que te dije, que al terminarlas no me gustaron. Una de cien y otra de doscientas páginas. De vampiros la primera (muy Anne Rice), una road story de ciencia ficción y terror surrealista la segunda. Hace dos o tres años empecé una novela de ciencia ficción con muchos personajes, como las que Stephen King firmaba como Richard Bachman, en ese estilo, pero no llegué a ninguna parte. Pero si bien está compuesto de historias “cortas” yo veo a “Diarios...” como una gran novela serializada, y además estoy queriendo terminar un guión de largometraje de abducciones de ovnis que empecé por sugerencia de mi querido Maestro y amigo Cristian Bernard cuando estudiaba guión de cine con él. Lo tengo todo en mi cabeza pero por esas cosas de la vida va quedando ahí aunque lo retomo cada tanto.
No me siento más cómodo con un formato que con otro, cada historia sale y me va diciendo el tamaño que va a tener, lo que necesita la historia, los personajes, y disfruto tanto con lo breve como con lo de más largo tiro. Pero la verdad es que últimamente le tomé mucho gusto a las series e historias largas pero los cuentos siguen causándome un placer fuertísimo también.
Cuando conocí tu trabajo, uno de los puntos que más me llamó la atención fue tu experiencia radiofónica. ¿Qué relación tenemos entre radio y literatura? ¿Cómo resulta retomar este viejo género literario de la narración radiofónica?
Mi primera experiencia fue jugar al periodista en una radio alternativa cuando tenía veinte años creo. Dos años después, en mi segunda incursión (por primera vez en una radio comercial) fue increíble. Yo escribía, producía y musicalizaba historias de terror para una sección literaria de un programa de heavy metal.
Al principio estaba aterrado, pero los oyentes llamaban y decían que las historias estaban tan llenas de imágenes que sentían estar viendo una película. Y pese al miedo que puedas tener la radio te causa una sensación de privacidad tan grande... de conexión. Eso tiene en común con la literatura, vos trabajás solo pero de alguna forma, aunque la devolución no sea inmediata... vos es como que podés sentir al público del otro lado.
No sólo como oyente te pasa, estando ahí en el control con el operador... No sabría describirte la sensación que siempre me causó la radio, sonará ridículo pero es magia. Estar transmitiendo tus historias a la gente, saber que te están oyendo solos (o acompañados) de noche en sus casas o en el trabajo... inclusive una vez salí del control cuando mandamos un tema musical en medio de la historia y me llevé por delante a dos compañeros del equipo que estaban parados detrás de la pared del control, en el pasillo, escuchando concentrados... ¿Qué mejor elogio? La viva demostración de lo cautivante que es la radio.
La productora era una psicópata, pero fue una experiencia inolvidable. Ahí empecé a tener a mi público... que emoción, snif, ja.
Después de haber tentado a las ondas, has practicado la literatura en otros de sus ámbitos atípicos: cine y cómic. ¿Se trata de alguna búsqueda? ¿Qué posibilidades aportan al escritor estos escenarios?
Lo que le falta a la literatura: poder contar con imágenes, ahorrarte descripciones de acciones cuando no son necesarias (aunque en los guiones igual tenés que ponerlas, pero se lo contás de otra forma al público).
Antes pensaba que la literatura era la mejor forma de contar historias, la más completa, pero ahora creo que cada género artístico tiene lo suyo. Desde que mi cuento “El encargo...” fue adaptado a cortometraje en 1999 y seguí todo el rodaje se despertó mi amor y mis ganas de hacer cine. Pero siempre tuve clara mi meta, siempre dije que antes de morirme quiero haber metido mi nariz en cada género artístico.
Hice dibujo y pintura en mi niñez y adolescencia, después escribí cuentos y novelas, comics desde el 2000 hasta ahora. Mi siguiente paso espero que sea dentro de poco con algún corto en cine... y después veré. Mientras esté vivo seguiré transitando la mayor cantidad de caminos artísticos posibles.
Sin duda se trata de una búsqueda. Al encontrar más bello el arte que la vida diaria la opción es fácil. Intenté otras vías de escape pero las historias son más lindas y lo máximo que pueden joderte el cuerpo es por estar sentado mucho tiempo, así que... me quedo con eso.
Para ir terminando, me gustaría plantearte una pregunta que se va repitiendo por los foros: ¿Qué escritor de literatura de terror recomendarías? ¿Y para alguien que no conozca el género?
Edgar Allan Poe y Howard Phillips Lovecraft, obligatorios. Stephen King tiene muchísimos buenos libros y muchísimos malos también (sobre todo lo último según mi gusto), pero siempre es un placer probar con él.
Estoy seguro de que dentro de la comunidad de escritores que rondamos por Ociojoven no soy el único que alguna vez se ha sentido tentado de trabajar con algún ilustrador en formato cómic. ¿Podrías darnos algún consejo a este respecto?
Iba a decírtelo antes, la relación con los dibujantes es una lotería, es como con las mujeres, los autos o las computadoras. Podés pensar que encontraste lo que necesitabas y cuando menos lo esperás deja de funcionar, se va, se rompe, te deja a pie. Pero es la vida, nunca tenés ninguna garantía. Los dibujantes y las mujeres, aunque muchas veces no lo parezcan, son seres humanos (chiste, sarcasmo, no me odien), por lo tanto… nunca hay garantías. Depende de gustos, criterios, etc. Está en uno, pero bueno, hay que tratar de tener buen ojo para evaluar, para saber lo que necesitás, lo que estás buscando, lo que requiere tu obra. Podés encontrar excelentes ilustradores que no son tan buenos haciendo páginas de comics, y excelentes narradores gráficos que no son tan buenos como ilustradores. Cada uno tiene que hacer su experiencia, no hay una receta para eso.
Finalmente, ¿Cuál es el próximo objetivo artístico de Matias Bonetti?
Terminar el guión de largometraje sobre abducciones de ovnis que tengo pendiente hace un par de años, escribir otro cómic en el que estoy trabajando hace un tiempo pero de un género diferente… escribir otra serie de terror con muchos personajes para la que vengo juntando ideas hace un año y pico (sería ideal para tele, pero no creo que ningún canal argentino esté interesado en algo de ese género), y hacer cortos en cine y animación tanto en 2D como en 3D… esto último en lo que estoy empezando a aprender y trabajar ahora…
No puedo decir mucho más pero… No sé cuando, pero próximamente puede que empiece a contar historias en ese formato. No serán películas de Pixar pero es la forma ideal de contar historias que en cine serían considerablemente difíciles y caras de hacer por un tema de efectos especiales. Quizás prontito haya algo para “Diarios…” en ese formato, aunque sea algo muy chiquito, pero que va a quedar muy lindo. Espera y verás querido amigo.
Sin duda, aguardaremos con impaciencia noticias de todos estos proyectos que, espero, serán tan satisfactorios como los que ya nos brindas. Para aquéllos que no los conozcáis, aquí tenéis el enlace a Diarios de un practicante de (magia) y a la página personal de Matias Bonetti.
Muchas gracias por compartir con nosotros esta visión del mundo literario, Matias, y mucha suerte con todo.
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