Battle Royale
Reseña de la novela de Koushun Takami publicada por Booket
Battle Royale es una distopía que no resulta perturbadora solo por el mundo hipotético que nos ofrece, sino, sobre todo, por el fragmento del mismo que elige para presentarnos este. La obra de Koushun Takami, que ahora nos ofrece Booket por primera vez en castellano a pesar hacía tiempo que su versión cinematográfica había llegado a nuestro país, nos sumerge en una trepidante lucha por la supervivencia que resulta más terrible por lo —en apariencia— gratuito del escenario: los integrantes de una clase de un instituto van a tener que pelear por sus vidas con una serie de armas repartidas al azar y ellos mismos serán sus peores enemigos.
La novela tiene, sin duda, un buen componente de violencia pop que a los conocedores de su adaptación a la gran pantalla no resultará del todo extraño. Hay momentos dignos de un circo de los horrores, hay escenas de un gore escalofriante y toda esa banalidad de la violencia que resulta tan impactante está ahí presente. Sin embargo, no es esta violencia pop la espina vertebral de la narración, sino los personajes.
Cuando me encontré con el listado de los cuarenta y dos alumnos implicados en la historia, con sus nombres y apellidos japoneses, creí que iba a ser una misión imposible orientarse en las casi setecientas páginas de historia. Nada más lejos de la realidad: así como con las ubicaciones geográficas tuve más problemas, con el reparto ninguno en absoluto gracias a la precisión con la que Takami lo inmortaliza.
Cada personaje es único y, además, cercano. Esta cercanía en parte viene de la original prosa del autor, que interpela en momentos al lector e incluso adopta un tono digno de un adolescente sin romper, en ningún momento, la suspensión de la incredulidad. La agilidad y el ritmo que imprime al texto es envolvente, pero además muestra una gran precisión apenas empañada con algún pasaje innecesario.
En este sentido, hay que señalar que la traducción es muy buena. Su único aspecto mejorable sería en cuanto a las notas al pie de página. Son pocas, eso es cierto, pero he tenido la impresión de que no estaban muy bien elegidas. Un otaku, el que más, el que menos, sabe qué es, pero dudo que alguien que no hable japonés sepa por qué se apoda Zuki a alguien. Son detalles, sin embargo, porque no se plantean en ningún momento problemas de compresión.
Gracias al desarrollo de los personajes y sus relaciones, Battle Royale no solo presenta una trama cerrada con muy buena mano, sino que consigue que su distopía de estado autoritario cale en el lector y nos interesemos por lo que se percibe tras el mero espectáculo. De este modo, quizás no tenga en apariencia ese calado de otros grandes clásicos del género, pero sin duda consigue que llegue el mensaje, que emocione al hacerlo y que nos haga reflexionar. Hay mucho que descubrir bajo la pátina de violencia que salta a primera vista, y merece la pena hacerlo.
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