Puzles de samuráis
Reseña del libro de puzles de J.M. Rueda y Marcela Grez editado por Todolibro
La idea es sencilla como un sidral pero hay que reconocer que es muy acertada: se trata de un libro de cinco páginas que son, a su vez, puzles.
Las páginas, evidentemente, son bastante gordas (hay que encajar en ellas las piezas del rompecabezas), con lo que Puzles de samuráis (el título podrían haberlo trabajado un poco más) tiene el tamaño de un tomo considerable de dimensiones folio. Al mismo tiempo, en comparación con cinco cajas de puzles, que aunque sean de solo 24 piezas, también ocupan su espacio, tampoco es para tanto.
El segundo aspecto interesante es que en la página opuesta a la que sirve de hueco para montar el puzle está el modelo del puzle en sí, pero también otras ilustraciones y alguna información adicional. El tema de Puzles de samuráis es, evidentemente, los samuráis. Así, encontramos pequeños incisos sobre el nombre sus armas, de las disciplinas, cómo se ponen las armaduras y de qué están compuestas e incluso un pequeño guiño a los ninjas. Personalmente, hubiera privilegiado algo más de texto, porque espacio hay, pero el diseño de Marcela Grez se presenta minimalista, más destinado a hacer volar la imaginación que propiamente a informar.
Por su parte, las ilustraciones de J.M. Rueda son impresionantes y, desde luego, funcionan muy bien con los niños (que es el público objetivo). Sus samuráis son variados, quizás no por completo fieles al aspecto histórico en todos los detalles, pero en general fidedignos, y tienen posturas dinámicas y atributos suficientes para generar debate sobre cuáles son los más chulos. El montaje de la ilustraciones y la información adicional está muy conseguido y estéticamente es un libro muy agradable.
En cuanto a la edición, creo que el formato de cubierta rígida acolchada es un acierto también, porque es inevitable que algún golpe se lleve y, la verdad, está sobrellevando muy bien la experiencia. Hay que notar que, seguramente, hubiera sido complicado hacer los libropuzles con más piezas y que podría haber terminado por ser contraproducente (porque, si no se terminan, no tienes donde guardar las piezas), por lo que el equilibrio de edad me parece bien encontrado.
Así, Puzles de samuráis es un buen entretenimiento, con un formato original y resultón, que al menos en casa ha estimulado mucho la imaginación de los niños y picado su curiosidad sobre los guerreros nipones.
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