Red Sonja contra Thulsa Doom
Reseña del cómic de David, Lieberman y Conrad publicado por Panini
Red Sonja es un personaje al que se le han dado tantos enfoques que es difícil hablar de un tratamiento canónico. Aun así, reconozco que me he sentido descolocado en este Red Sonja contra Thulsa Doom que nos trae Panini en su colección 100% Cult Cómics. El motivo es que en él la pelirroja aparece como una adalid salvadora de la patria Hirkania, algo que se encaja de aquellas maneras con el magnicidio perpetrado por sí misma con anterioridad contra el padre del actual monarca.
El guión firmado por Peter David y Luke Lieberman aborda, a mi parecer, de un modo muy libre el universo creado por Robert E. Howard, aunque tampoco tengo nada que reprochar al escenario de fantasía épica que monta: un brujo que encabeza una horda convertido en una especie de semidios —hablo de Thulsa Doom, por supuesto—, un monarca épico que ha vivido recluido en una torre de marfil —bueno, no literalmente de marfil—, una revuelta de campesinos hartos de la injusticia, un secreto escondido en el corazón de la montaña relacionado con el enigma del acero...
Es verdad que la historia adolece de cierta ingenuidad, o quizás se precipita en ciertos momentos clave, pero resulta igualmente entretenida. El cruce de fuentes de inspiración, entre las que llama la atención particularmente Robin Hood y la primera película de Conan, se sostiene en una historia ligera que engarza algunos momentos impactantes.
Red Sonja navega en este guión expuesta, sobre todo, a su lado erótico. La tan manida diosa queda en segundo plano frente a las inesperadas inquietudes nacionalistas de la diablesa y el peso de la narración, aun por encima de lo que supone encabezar un ejército de desarrapados, se apoya en la tensión entre ella y Thulsa Doom. Algo peculiar, sin duda, pero tampoco de extrañar en un personaje cuya primera aparición en cómic no fue ya, en absoluto, canónica.
Will Conrad es el responsable del apartado gráfico de Red Sonja contra Thulsa Doom y, dejando de lado que los caballos no son su fuerte, hace un buen trabajo. Es dinámico, transmite bien las emociones y, aunque en algunas perspectivas se le va un poco la mano, nos brinda un retrato de la Era Hiboria sugerente y con algunos destellos geniales —como el retrato físico del Thulsa Doom hechicero—.
La edición de Panini incluye, además, una formidable galería de portadas que incluye trabajos del propio Will Conrad —que aquí sí brilla con fuerza—, el siniestro arte de Gabrielle Dell'Otto y alguna sorpresa más. Un cómic, en definitiva, que con sus luces y sombras hará pasar un buen rato al aficionado al género de espada y brujería.
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