La última tentación de Alice Cooper
Reseña de este cómic de Neil Gaiman y Michael Zulli inspirado en el famoso cantante heavy, con el que se abrió la colección Made in Hell de Norma Editorial
Con un prólogo magistral, en el que Neil Gaiman demuestra todas sus dotes de narrador, se nos pone sobre la pista del origen de este cómic: Alice Cooper quiere hacer un disco de rock conceptual, y contacta al guionista de cómics para que participe en el proyecto. Con sus dos personalidades tan marcadas y su fuerte impulso creativo, no es de extrañar que la colaboración fuera un éxito, y que, tiempo después, naciera esta consecuencia del disco “The Last temptation”: un cómic sobre estrellas del rock -como decía el propio Gaiman- pero bien hecho. ¿Por qué no?
La historia entra dentro del marco juvenil de terror, y también dentro de ese subgénero llamado el viaje, donde el protagonista sufre una serie de avatares que le impulsan a formarse y a crecer (algo muy común dentro de la narrativa desde sus mismos comienzos). La gracia, y lo curioso de este cómic, es que el daemon, la fuerza sobrenatural que va a articular la narración y a servirnos de guía, es el mismísimo Alice Cooper.
El papel que adopta él mismo, o su personaje, dentro del cómic es fascinante: una suerte de maestro de orquesta que conjura visiones, monstruos y bizarrías varias a su víctima o elegido, un joven típico norteamericano que está viviendo el naufragio clásico de la adolescencia en su pequeño pueblo natal (bueno, pequeño para los cánones estadounidenses).
Con su imaginación fértil, llena de simbolismo, Gaiman nos sumerge en un maremagno de inquietantes situaciones y encuentros a modo de espeluznante cuento de Navidad, donde, para temor del lector, no parece haber un interés redentor ni instructivo, sino más bien la presencia de unos espectros caprichosos y siniestros que planean sobre el reparto, o incluso se mezclan con él.
Michael Zulli, el ilustrador encargado de dar cuerpo a este proyecto, consigue con su estilo detallista plasmar la fantasía de Gaiman y Cooper en el papel con mucho acierto. Su estilo “realista” de cómic (es decir, proporcionado y respetuoso de la anatomía dentro del propio convenio que es la imagen comiquera) puede resultar algo menos expresivo que los alardes surreales a los que se recurre con frecuencia ahora para representar escenarios oníricos, pero quizás precisamente por ello consigue dar más cuerpo a lo sobrenatural, emplazarlo dentro de la “realidad” más normal, y, por lo tanto, hacerlo más inquietantemente cercano.
Por otro lado, aun sobrio, no es que su estilo requiera de estos “efectos especiales” para mostrarse majestuoso o impresionante, como denotan algunas de las páginas que encontramos en el cuerpo de la historia durante los sueños del protagonista. Sin duda, Zulli saca partido a los blancos y negros para construir el entramado que necesitaba la narración.
Con estos elementos, se cimenta una efectiva historia de terror juvenil en la que lo teatral y lo estético (como pone de manifiesto, por ejemplo, lo del Teatro de lo Real) tienen un papel preeminente sobre otros elementos, como los giros de la narración, que es más bien lineal. Así, La última tentación de Alice Cooper se presenta como un trabajo relativamente sobrio -teniendo en cuenta los delirios que puede construir Gaiman-, con un dibujo muy eficaz y, sobre todo, captando muy bien el espíritu “Alice Cooper” que pretendía. Sin duda, una obra muy recomendable para los amantes de esta estética y un magnífico pistoletazo de salida para lo que ya es, a día de hoy, Made in Hell.
Sinopsis (Cortesía de Norma Editorial)
Steven tiene miedo... de las historias de fantasmas, crecer, de la vida... Pero cuando se cruza en su camino misterioso personaje que está al cargo del Teatro de lo Real, su vida cambiará completamente y se precipitará hacia un mundo de terror y personajes de pesadilla, que será imposible salir cuerdo.
Tándem creativo formado por el legendario Neil Gaiman y el detallista Michael Zulli (The Sandman: El Velatorio) presentan una pequeña joya de terror y fantasía, basada en el disco The Last Temptation, de Alice Cooper.
Autores
Neil Gaiman nació el 10 de Noviembre de 1960 en la ciudad de Portchester, Inglaterra y se crió en Sussex. De niño, su mayor sueño era convertirse en escritor y por ello no acabó los estudios y se puso a trabajar colaborando en diversas publicaciones como crítico, articulista o entrevistador. Una de esas entrevistas, con Alan Moore, le cambió la vida: despertó en él su antigua afición por los comics y empezó a plantearse la posibilidad de escribir historias para este medio, instruido por Alan Moore.
Después de un par de trabajos de rodaje, en 1986 conoce a Dave McKean, joven dibujante de peculiar estilo y juntos crean su primera novela gráfica, "Casos Violentos". Por aquella época, el éxito de Alan Moore con "La cosa del pantano", lleva a los editores de DC Comics a buscar nuevos talentos en las islas británicas.
Éste comienza su recorrido por el mercado americano en 1988 con "Orquídea Negra", y la editora Karen Berger, contenta con el resultado, sugiere al guionista británico una serie mensual. Para ello, Neil decide crear un personaje nuevo, basado en el folklore anglosajón llamado Sandman, quien se desenvolvería en un ambiente sobrenatural y onírico, alejado del típico cómic de superhéroes predominante en el mercado. A lo largo de 75 números Gaiman recrea la vida de este personaje, de sus hermanos, Los Eternos, sus amores, su carácter orgulloso, su figura dramática y los cambios que le acontecen a su pesar. La serie desde su publicación no ha dejado de cosechar premios y reconocimientos en todo el mundo.
Michael Zulli comenzó como artista completo, guión incluido, en la serie "Teenage Mutant Ninja Turtles" y fue realizando trabajos para diversas editoriales mejorando su estilo hasta llegar a estar nominado en 1996 para el prestigioso premio Will Eisner de la Industria del Cómic por su trabajo en la saga titulada "El Velatorio" de la galardonada serie "The Sandman". Con Neil Gaiman realizaría también La última tentación de Alice Cooper. Es conocido por su estilo detallista y la calidad de su trazo.
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