Cine y literatura
Reseña de la obra de Pere Gimferrer publicada por Austral
La particular relación entre el cine y la literatura es un tema recurrente en las conversaciones de cualquier aficionado a uno u otro arte —o, por supuesto, a ambos—, hasta tal punto que puede llegar a parece banal. Sin embargo, al leer un ensayo del calado de este Cine y literatura te das cuenta de que el equilibrio entre ambos modos expresivos es más complejo de lo que parece a simple vista.
Pere Gimferrer aborda la cuestión a través de cuatro grandes bloques: Lenguaje literario y lenguaje cinematográfico, que sienta las bases de todo lo que se desarrolla a continuación; De la novela al cine, sección que salva con acierto todas las obviedades que podáis imaginar para sumergirse en un meollo mucho más interesante; Teatro y cine, que le permite abordar aspectos concretos de calado, como el uso de los diálogos y los escenarios; y Del guión a la pantalla, un cierre más esperable en algunos aspectos pero adecuado en cualquier caso a la obra.
Cine y literatura es una obra que ha sido revisada y completada a lo largo del tiempo, y es algo que se nota. No se trata de mero entretenimiento ni de divulgación siquiera, sino de una reflexión técnica que está más dirigida a auténticos conocedores del cine —como pone de manifiesto, ya, la lista de referentes que maneja— y que resultará igualmente útil a los escritores. El texto es intenso y no se pierde en divagaciones: en cada párrafo aborda el tema para llegar a una tesis final.
En algún momento resulta tal vez demasiado académico, en el sentido de que, tras haber puesto como premisa que hablamos también de la introducción en el cine comercial, el del gran público, de distintas técnicas y enfoques para poder considerar estas relevantes, su discurso se centra en clásicos y cineastas más “elitistas”. No hubiera estado mal hilar de vez en cuando las exposiciones con autores más accesibles al público actual en general, sobre todo teniendo en cuenta que algunos han conseguido un equilibrio entre comercial y vanguardista que hubiera permitido ejemplificar muchas de sus tesis (como Terry Gilliam, por ejemplo). Supongo, en cualquier caso, que esto se debe, como señala el autor en los apéndices, a que ha preferido aferrarse a su experiencia para afianzar bien su discurso.
En cualquier caso, esta particularidad no resta ningún interés a un texto que tiene citas a recordar. Muy recomendable para los cinéfilos que han sabido disfrutar con grandes clásicos como Murnau, Fellini o Welles.
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Me permito poner un par de citas que me han resultado particularmente interesantes del libro:
Luego, respecto a ciertas adaptaciones de teatro a cine: