Usagi Yojimbo
Reseña del primer volumen de la edición de Paquet de la obra de Stan Sakai
Usagi Yojimbo (el guardaespaldas Usagi sería más o menos la traducción) es la historia de un ronin, un samurái sin señor, en el convulso Japón del siglo XVII. El enfoque de las historias es peculiar. Por un lado es evidente el trabajo realizado en el escenario para anclarlo con el periodo histórico real o, más bien, con los ecos épicos de este periodo. Así, nos encontramos con un respeto claro a toda la parafernalia del bushido, una coherencia en la tramoya en lo que afecta a la situación social del Japón feudal, que da mucha solidez al cómic.
Por otro lado, no es menos evidente que estamos ante un mundo de fantasía. Aunque estrictamente fantástica, mitológica, solo nos encontramos una narración en este primer volumen (La aldea del miedo), los personajes son animales antropomórficos ¡y sus propios animales tienen pinta de extraños dinosaurios en miniatura!
El equilibrio es tan acertado como sutil, lo cual es muy meritorio. Aunque estamos en un mundo fantástico, el lector acepta un pacto de verosimilitud que viene potenciado por la perspectiva de las historias. Aunque Usagi Yojimbo es épica pura en muchos sentidos (los combate imposibles, los códigos de honor, la redención y el acero), Stan Sakai lo alterna con acierto con otros elementos de la narrativa de aventuras, desde el humor y la picaresca al romance y el drama. Lejos de dejar que su creación se desboque tanto como su estética, contiene las tramas con mano de hierro, lo que les da un empaque y una madurez envidiables dentro del divertimento propio del género.
El apartado gráfico habla por sí mismo. De líneas limpias, expresivo, sorprende tanto por la riqueza de las composiciones como por la gracia con la que combina los elementos del Japón de los samuráis y los ninjas con la estética propia de sus animales humanizados, conejos, cerdos, gatos, topos. El conjunto tiene mucha fuerza, un carácter propio que aúna en una rara armonía el imaginario oriental con la narrativa del cómic occidental sin fisuras ni costuras.
Esto repercute en una lectura fluida y placentera, que absorbe y fascina. Si es miran con detenimiento, las historietas no son de una gran complejidad, en parte por su brevedad. Pero tampoco lo necesitan. Se apoyan en la precisión de las tramas, en su misma sencillez, y en el carisma de los personajes. No se trata de dar cientos de palos de ciego, sino de realizar un corte preciso y limpio. Stan Sakai lo consigue. No es de extrañar el éxito que ha tenido este cómic.
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