Mitología ibérica
Comentario sobre la inesperada obra de M. d'Obrheravt publicada por Edicomunicación
Aviso a navegantes: este libro no va sobre los mitos de los íberos, en contra de lo que pudiera suponerse tras leer el título. M. d'Obrheavt, pseudónimo tras el que se esconde el profesor Marcelo García, ha optado, bien al contrario, por revisitar la mitología grecorromana en el marco brindado por la península ibérica para reinterpretar la misma bajo un prisma —digamos— peregrino.
No creo que se pueda sostener que el autor expone su tesis con rigor, pero sí hay que reconocer que el imaginario que nos presenta tiene una coherencia interna encomiable. Este se erige sobre mitos de la Antigüedad tales como el jardín de las Hespérides, las pruebas de Hércules o el Vellocino de Oro, que combina con reflexiones sobre la toponimia y la orografía hispánica, de tal forma que al principio la obra parece una simple profundización sobre la mitología helena, una suerte de guía que relaciona nuestras ciudad y comarcas con ciertos pasajes de las aventuras de los héroes clásicos.
Sin embargo, a medida que avanza la exposición adivinamos que se va a hacer entroncar esta mitología helena con otro popular mito, el de la Atlántida, y, a partir de ahí, con supuestos encuentros con seres extraterrestres, cuya posible fisionomía y tecnología el autor pone en relación con referencias y descripciones que estos mitos nos han traído. Así, los rayos de Zeus podrían ser cañones láser y la resistencia sobrehumana de Aquiles, qué demonios, un simple blindaje.
De este modo, Mitología ibérica, la obra que ha publicado Edicomunicación en su colección Olimpo, se revela finalmente como un libro engañoso: no va de la mitología relativa a los habitantes de la antigua Iberia, sino de crear un panteón propio hilvanado con cierto ingenio en torno a referencias de la mitología griega.
Por ese lado, será una auténtica decepción para los que buscaban lo que el título sugería —a quién se le ocurre elegir los libros por el título—. Al mismo tiempo, como obra de ficción, como imaginario, no deja de tener su gracia. Imaginar a los antiguos íberos (más aun: a sus antecesores, ya que, como muestran algunos mapas incluidos en la obra, debemos remontarnos a los tiempos del Diluvio) relacionándose con seres alienígenas, tal vez robots gigantes y naves espaciales, que dejarían una impronta indeleble en su imaginario colectivo, tal que perduraría a través de los siglos, tiene un punto sugerente. Aunque sea como material para una obra pulp.
Un libro, en definitiva, peculiar, al que tengo cierto cariño a pesar de lo perplejo que me dejó cuando cayó en mis manos por primera vez.
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