El fin de la eternidad
Reseña de la novela de Isaac Asimov.
De los viajes en el tiempo decía Asimov que no los creía posibles, que no había solución para la “paradoja Asimov” (un viajero en el tiempo mata a su padre antes de ser engendrado), que resume la ruptura entre causa y efecto. Pero, y es una suerte, también añadía que el tema era tan divertido que había que escribir sobre ello.
No paso por alto ciertos puntos débiles como la pobreza descriptiva. Asimov es un autor más de ideas que de imágenes y es irónico que en esta novela tan centrada en el tema del tiempo el espacio esté tan descuidado y sea a veces difícil imaginar los lugares en que transcurre. Más grave es que el cerebral Asimov raramente logre emocionar. Siendo el amor un factor fundamental en el argumento, éste es el punto más flojo de toda la novela.
Pese a todo, el argumento es poderoso: el control de la organización llamada Eternidad sobre la Historia para su mejoramiento. Asimov no intenta explicar cómo podría viajarse en el tiempo sino que plantea el control que ello supondría sobre nuestro destino, a veces con tal sofisticación que parece que hubiera inventado una nueva ciencia. Y si la "paradoja Asimov" parece compleja, nos encontraremos una paradoja todavía más terrible. Cuándo cambiamos la Historia de forma que un ser humano ha dejado de nacer... ¿esto es un asesinato? Son problemas imposibles que hacen que la ciencia roce la metafísica para hacer pensar al lector.
Pero el gran acierto es que junto a estos problemas tan metafísicos se abordan cuestiones éticas mucho más cercanas. El conflicto entre el falible libre albedrío y el control eficiente y perfecto es un problema igualmente difícil y fascinante. Tampoco debemos olvidar que Asimov escribía en plena Guerra Fría.
Por último, decir que la bien elaborada trama deja un final bien atado, como es típico del autor, con sorpresas para el lector y la sensación de que un argumento tan sólido y fascinante compensa con creces la prosa sintética y cerebral de Asimov. Por esto bien merece esta novela un lugar entre los grandes clásicos del género, sólo por detrás del genial Wells en este tema.
Autor
Asimov nació en 1920 en Rusia. Sus padres, de origen judío, se trasladaron a Nueva York en 1923. La juventud de Isaac transcurrió en las distintas tiendas de golosinas que su padre regentaba y fue allí donde descubrió la ciencia ficción. Ya en su adolescencia, comenzó a escribir sus propias historias para las revistas de ficción llamadas “pulps”.
Se graduó en la Universidad de Columbia en 1939, doctorándose en química en 1948 y accediendo a la Universidad de Boston. La universidad deja de pagarle en 1958, pero para entonces los ingresos procedentes de su trabajo como escritor eran mayores que su salario universitario. En 1979 fue ascendido a profesor titular y en 1985 es elegido Presidente de la Asociación Humanista Americana, cargo que ocupó hasta su muerte en 1992, tras haber contraído el virus del sida en una transfusión de sangre durante una operación en 1983.
Sinopsis
Eternidad, una organización que existe de manera paralela a la humanidad, modificando la historia para velar por su bienestar. Andrew Harlan tendrá que elegir entre el proteccionismo de Eternidad y la libertad del individuo para decidir su futuro, y es que tampoco los resultados de la Eternidad a largo plazo están del todo claros...
Edición
La factoría de ideas
Rústica con solapas, 340 páginas
18€ aprox.
Conclusión
Un verdadero desafío para la imaginación del lector. Así describiría este libro que va mucho más allá de poner a prueba nuestra capacidad de comprender el tiempo. Porque Asimov demuestra que la ciencia ficción, lejos de ser un género de puro entretenimiento (lo que no tiene nada de malo), puede tratar temas tan tangibles y tan fundamentales como el problema de la libertad. Con un argumento sólido y bien elaborado, al lector le corresponde elegir entre la inseguridad del libre albedrío y el despotismo protector y eficiente, un problema casi tan difícil como las paradojas temporales.
En definitiva, aunque La máquina del tiempo es más conmovedora, ésta es una novela que merece la pena y deja a Asimov con una digna medalla de plata en el tema de los viajes en el tiempo.
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El fin de la Eternidad es un libro genial, y me gusta mucho cómo lo has descrito, solharis. Da la casualidad de que lo he leído recientemente, llevado por el propósito de seguir "el orden" de las obras de Asimov, y creo que has reflejado muy bien lo de las ideas (y añadiría yo, la tremenda atmósfera) frente al detalle de las descripciones y al tema del amor. Y, desde luego, sin que esto quite para que sea un gran libro.