Wes Craven
Una serie de artículos sobre el cineasta de terror
Wes Craven es otro de esos escasos directores de los que cualquier nueva producción causa expectación. Junto a Corman y a Carpenter conforman las tres C del cine de terror moderno.
Wes Earl Craven es un guionista y director nacido en Cleveland, Ohio, Estados Unidos, el 2 de agosto de 1939, hijo de Caroline Miller y Paul Craven, que murió cuando Wes tenía sólo cuatro años. Se graduó en Inglés y Psicología en la Universidad Wheaton en Illinois y obtuvo una Maestría en Filosofía y escritura en la Universidad Johns Hopkins. Comenzó su carrera en el cine en los años 70 con películas de bajo presupuesto (Together, Sean S. Cunningham, 1971). Posteriormente comenzó a dirigir con imágenes muy explícitas para esa época, lo que le dio fama de director macabro. Una de sus primeras películas, como director, guionista y actor, es pornográfica (hablaré de ella un poco más adelante) con el seudónimo de Abe Snake, aunque no figura en los títulos de crédito. Uno de sus mayores logros, Pesadilla en Elm Street, fue escrita por él mismo; para realizarla tuvo que recorrer la mayor parte de los estudios hasta que alguien le hizo caso: New Line Cinema, que prosiguió la historia para disgusto de Craven.
Algunas de sus películas profundizan y fuerzan al límite la barrera entre sueño y vigilia, realidad y ficción. Dejando aparte la mencionada Pesadilla en Elm Street, donde es evidente, su saga de Scream es homenaje continuo a las películas de terror con el que crea una ambientación surrealista en la que incluso parece reírse de sí mismo. La saga de Pesadilla en Elm Street ha alcanzado la friolera de siete secuelas más Freddy vs Jason (Ronny Yu, 2003) y un posterior remake de la primera pesadilla, pero Craven sólo considera suyas las dos en las que participó como director, aunque la tercera parte de la saga contó con su colaboración y es una de las mejores del asesino de la garra. Su contribución al cine es innegable y, pese a caer en algunos clichés bastante manidos ya, es uno de los grandes artífices del cine de terror moderno. Estuvo a punto de dirigir Superman IV: En busca de la paz (Superman IV: The quest for peace, Sidney J. Furie, 1978), pero discrepancias con el gran Christopher Reeve le hicieron abandonar el proyecto.
Además de su faceta como director, es un guionista de reconocido nivel que ha guionizado sus propias películas además de haber escrito Pulse (Jim Sonzero, 2006) donde adaptaba para el público americano la famosa película japonesa Kairo (Kiyoshi Kurosawa, 2001) y que comercialmente fue un fracaso en taquilla. Ha producido también las películas Wishmaster (Robert Kurtzman, 1997), los inesperados éxitos de taquilla Dracula 2001 (Patrick Lussier, 2000) y Atrapados (Feast, John Gulager, 2005), Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, Alexandre Aja, 2006), Aullidos (The breed, Nicholas Mastandrea, 2006), El retorno de los malditos (The Hills Have Eyes II, Martin Weisz, 2007) para la que también colaboró en el guión. En el momento de redactar este artículo se encuentra en la preproducción de la quinta entrega de Scream y en la de un thriller titulado Home, dirigido en esta ocasión por Dennis Iliadis (director del remake de La última casa a la izquierda) y que verá la luz en 2012.
Se advierte al sufrido lector que buena parte de la trama y el argumento de las siguientes películas, al igual que el de otras similares a las comentadas, pueden quedar y quedan al descubierto. Una vez avisados, dirijan las reclamaciones al buzón de quejas y sugerencias. Gracias.
Los largometrajes dirigidos por Wes Craven, incluyendo cinco episodios de la serie Más allá de los límites de la realidad y otro de Nightmare café (serie creada por él) son:
La última casa a la izquierda
The last house on the left, 1972, 91 minutos
Guión: Wes Craven
La sinopsis consiste en que dos adolescentes, Mari y Phylis, quieren celebrar un cumpleaños acudiendo a un concierto de su grupo preferido, Bloodlust. Pero antes que lleguen a la gran ciudad, son raptadas por un trío de maníacos. Con un cierto aire a la muy superior Perros de paja (Straw dogs, Sam Peckinpah, 1971) y siendo un remake no confeso de El manantial de la doncella (Jungfrukällan, Ingmar Bergman, 1960) los martirios a los que son sometidos las jóvenes son vengados de una forma brutal por parte de los padres. Los dilemas éticos y morales acerca de si se debe responder al fuego con fuego son innecesarios en esta película: los agresores han demostrado ser una panda bestias salvajes fuera de todo control. Puede que parezca que estoy justificando la pena de muerte o la brutalidad con un culpable, pero nada más lejos de mi intención: comprendo y apoyo la defensa personal, por brutal que sea, ante un agresor en el momento en el que se está realizando el ataque a un inocente.
La película en sí es un claro ejemplo de lo que he comentado en otros artículos acerca de la tendencia de los años 70 del siglo pasado de hacer películas del estilo te puede ocurrir a ti. No es la última que hizo de este tipo, muy al contrario, dado que convirtió en ese género de terror, slasher y vísceras en algo habitual, como ya veremos. El cartel publicitario lo presentaba prácticamente como un hecho real, algo también típico de esta época, y decía que el espectador debía repetirse una y otra vez que sólo era una película, sólo era una película… Algo fácil de recordar teniendo en cuenta algunas actuaciones, como las de los agentes de policía. Como en buena parte de su obra, la violencia y las consecuencias de la misma en forma de venganza conforman el epicentro de la trama, narrada con escasos medios y un mezclador de música que no estaba en su mejor día. Tuvo un remake en el año 2009 dirigido por Dennis Iliadis, mejor dirigida, interpretada, montada y con un argumento un poco más sólido.
The fireworks woman
The fireworks woman, 1975, 78 minutos
Guión: Wes Craven / Hørst Badörties
Quiero que quede bien claro que incluir esta película dentro de la filmografía de Wes Craven es únicamente por el deseo de hacerla lo más completa posible pero, sinceramente, creo que es un producto que sería mucho mejor olvidar y hacer como si se hubiese tomado unos años sabáticos. Dicho queda. El argumento trata sobre dos hermanos, Angela y Peter, que se han atraído el uno al otro y están enamorados desde que eran niños. Sin duda entre ambos existe una gran atracción física, pero Peter está estudiando para hacerse sacerdote. Finalmente, Angela se acuesta con él y, tras eso, Peter empieza a replantearse su futuro. Y así fue como Wes Craven escribió, bajo el pseudónimo de Abe Snake, el guión para una película pornográfica que, para más escándalo, es incestuosa. Me encantaría poder ponerla a bajar de un burro e indicar que no le corresponde estar aquí, pero debo admitir que es la única película de este director que no sólo no he visto, sino que no creo que me tome la molestia de ver.
Las colinas tienen ojos
The Hills Have Eyes, 1977, 89 minutos
Guión: Wes Craven
El argumento es muy sencillo: Camino de California, una típica familia de clase media norteamericana sufre una avería en medio del desierto. A partir de ese momento, el viaje se tornará un calvario para ellos mientras intentan sobrevivir a una siniestra familia de caníbales... Del mismo modo en el que La última casa a la izquierda influyó en obras posteriores como La matanza de Texas (The Texas chainsaw massacre, Tobe Hooper, 1974), y aprovecho para aplaudir a los traductores por hacer lo de siempre, Las colinas tienen ojos no influyeron más que en la segunda parte y los remakes que vinieron muy posteriormente. Los diálogos entre los personajes protagonistas, que son familia porque no tienen nada mejor que hacer, llegan a producir una sonrisa por su incongruencia ocasional, y las situaciones se acercan mucho al cine de terror clásico (no nos separemos, dice alguien… y cada uno se va por su lado). Pero sin embargo no todo es criticable en esta película, y menos después de mencionar la anterior.
Craven realiza un nuevo ejercicio de agresión a una familia inocente que tiene la desgracia de ir por el camino inadecuado y sufrir el ataque bestial de una familia de caníbales, casi de trogloditas teniendo en cuenta que viven en cuevas, que llegan a convertir a unos civilizados ciudadanos cosmopolitas en algo tan abyecto como ellos. Normal, por otra parte, teniendo en cuenta que cogen al cabeza de familia y, atándolo a un árbol, le prenden fuego como elemento de distracción mientras asaltan la autocaravana que lleva la familia. En concreto el más tranquilo y pacifista de los protagonistas termina apuñalando con sádica crueldad a uno de los salvajes demostrando algo que creo que no precisa demostración: que todos somos animales y que bajo el barniz de la civilización seguimos siendo capaces de hacer lo preciso para sobrevivir. ¿Acaso eso es una revelación? ¿Existe algo catártico en este descubrimiento? No bajo mi punto de vista, pero Wes Craven vuelve a colocarlo en el centro de la narración.
Las dos caras de Julia [TV]
Stranger in our house (Summer of fear), 1978, 100 minutos
Guión: Glenn M. Benest / Max A. Keller
Basada en la novela Summer of fear de la escritora norteamericana Lois Ducan, narra la historia de una adolescente llamada Julia que se traslada a vivir con la familia de una de sus primas, Raquel. Sin embargo, la unidad familiar empieza a resquebrajarse a partir de la llegada de la nueva huésped que muestra su lado más oscuro. La primera víctima es un caballo propiedad de la familia; después el novio de su prima y más tarde, incluso intentará acabar con la vida de sus padres y hermanos. Poco a poco, se multiplican el número de percances que empiezan a dejar entrever una inquietante sospecha con respecto a la muchacha. Y la historia podría haber sido dirigida de una forma mucho más competente, casi seguro, de haberse encargado el propio Wes Craven del guión, que sencillamente se le encargó dirigirlo. La película estaba protagonizada por Linda Blair, la conocida Regan de El exorcista (The exorcist, William Friedkin, 1973) que era considerada una niña prodigio desde dicha película.
Por desgracia ni siquiera su presencia consigue salvar una película aburrida, predecible, pero que consigue su propósito de entretener si no estamos muy exigentes ni esperamos mucho de 100 minutos de película de brujería venida a menos. Y es que tras provocarnos escalofríos en El exorcista, su actuación en esta película está muy por debajo de lo es capaz de hacer. Por petición de la actriz, el animal (originalmente un cocker spaniel) fue cambiado por un caballo, hacia los que siente adoración. En este caso un caballo embrujado porque ese es el centro argumental de la película: la brujería y sus desastrosos efectos. Por cierto que ni Stranger in our house ni Summer of fear se asemeja mucho a Las dos caras de Julia, y prometo que lo he buscado en el diccionario Nuevo Larousse Español-Inglés/Inglés-Español, pero nada, que no encuentro las semejanzas por ningún lado. Como siempre, traducimos con el tipo de marketing en la silla de al lado en lugar de con algún intérprete como Dios manda.
Bendición mortal
Deadly Blessing, 1981, 100 minutos
Guión: Glenn M. Benest / Max A. Keller / Wes Craven
En una comunidad de fundamentalistas (secta religiosa que considera los adelantos técnicos como manifestaciones diabólicas), se introduce Martha, ajena a las creencias locales, como esposa de uno de los miembros. A partir de entonces se desencadenarán una serie de acontecimientos terroríficos. Si comenzamos teniendo en cuenta la crítica realizada por Fernando Morales en El País fue …pobre ejercicio de terror servido, con los pros y los contras que conlleva, por el conocido especialista Wes Craven. Intrascendente… mal empezamos. Desde luego nos encontramos ante una de las menos prestigiosas de Craven en la que, nuevamente, vuelve a dirigir un guión ajeno en el que colabora y cuenta como dato anecdótico la presencia de una joven Sharon Stone. Para colmo, la película sufrió un recorte de unos cinco minutos de los que siempre son útiles como operación de marketing. Se insinúa un incesto entre sobrina y tío, eliminado hacia el final al descubrirse que la joven es una impostora.
Wes Ceaven rueda con Bendición mortal una película nuevamente de brujería, género en los que Glenn M. Benest y Max A. Keller resultan tan machacones como el propio Craven con los slasher. De hecho, la película fue incluso nominada a los premios Razzie, los conocidos anti-Oscar, por el peor actor secundario, Ernest Borgnine, que sin embargo ha sido ganador de un Oscar y un globo de oro, el premio Bafta, el del Sindicato de Actores y ha sido nominado tres veces para los Emmy. Su carrera incluye la participación en 151 películas y series de televisión. Aclaro esto para que sepa que Borgnine debió de sufrir un pésimo guión o tener un mal día. Y, viendo el resultado final del producto, seguramente el responsable fue el primero. No obstante, resulta interesante, como en Unico testigo (Witness, Peter Weir, 1985), poder echar un vistazo a una comunidad parecida a la de los Amish (muy criticada pero que siempre despierta el máximo interés en toda película donde aparece) anclados eternamente en el siglo XVII.
Continuará...
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Muy bueno el artículo, compañero, como de costumbre. Es un estilo de cine que me atrae menos, pero creo que al menos a la saga Scream le daré una oportunidad.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.