Transformers El Lado Oscuro de la Luna

Crítica de la película de Michael Bay

Los Transformers de Michael Bay regresan a los cines con una entrega muy similar a las dos anteriores. Es decir, con una cinta repleta de acción, efectos especiales y todo tipo de chistes y chascarrillos facilones. Una película que mejora un poco lo visto en la segunda parte, y se convierte en un digno final (aparente) de la trilogía. Siempre y cuando uno tenga claro que está viendo una película de robots gigantes que se convierten en ambulancias, basada en unos dibujos animados de los ochenta.

La diferencia de lenguaje entre cine de imagen real y animación televisiva se solventa, una vez más, con uno de los trabajos visuales más espectaculares de los últimos tiempos. El detalle y realismo con que están realizados los gigantes mecánicos de la película y la pericia -incuestionable, sin duda- de Bay a la hora de rodar escenas de máximo riesgo y tensión, hacen que el film sea trepidante a más no poder, especialmente durante su segunda mitad.

Durante la primera hora, tal y como pasaba también en las dos primeras entregas, el guión resulta un tanto lioso, no por su complejidad, sino por su manera absurda de presentar personajes y acontecimientos. En este caso se nota especialmente en el papel que interpreta John Malkovich, metido con calzador y cuya innecesaria presencia en el metraje aún no logro explicar ni entender. Y lo mismo pasa con los padres del protagonista y muchas cosas más. Sobran todas. Tampoco los acontecimientos que se van sucediendo tienen demasiado sentido, pero realmente da un poco igual. Desde un principio Bay tiene claro a lo que va, más que nunca incluso: ofrecer una titánica lucha entre el bien y el mal a ritmo de videojuego, con escenas de lo más impresionantes (mención especial merecen los planos generales de la ciudad de Chicago al ser invadida por los Decepticons).

Si uno da por hecho lo que está viendo, acepta que los protagonistas de la cinta van a estar en peligro de muerte doscientas veces cada cinco minutos, van a salir ilesos y, encima, conservar fuerzas suficientes para decir todo tipo de bromitas, Transformers El Lado Oscuro de la Luna es perfectamente disfrutable. Insistimos, son robots que se convierten en ambulancias. O lo tomas o lo dejas.