Apuntes macabros
Reseña de la obra de Juande Garduño publicada por 23 Escalones
El chico asintió y el extraño le tendió la mano. Titubeó unos segundos, se la agarró y continuaron andando juntos por la carretera. La nieve comenzaba a cuajarse de nuevo, apenas unos centímetros, pero eran suficientes para sentir la humedad y el frío a través de las suelas rotas de sus zapatos. Desanduvo parte del camino que había hecho con su padre días antes; los árboles habían ardido y todo estaba desolado. El mundo se había convertido en una hoguera inmensa donde debían purgarse todos los pecados del hombre.
En más de una ocasión he comentado que reseñar antologías de relatos me resulta bastante complicado, pero en el caso de estos Apuntes macabros, de Juande Garduño, creo que será relativamente sencillo. Pero ojo, no debe tomarse esto el lector como algo negativo, sino todo lo contrario. En primer lugar, porque considero que su extensión es perfecta para un libro de relatos, ya que son poco más de 120 páginas de cuentos macabros, de pequeñas historias que funcionan con una efectividad indiscutible. Para el que suscribe, todas las antologías deberían tener por debajo de las 200 páginas, sobre todo si son de un solo autor. Es complicado mantener al lector enganchado con “tochos” mayores que no sean novelas, ya que exige un continuo cambio de escenarios y personajes que agota.
Apuntado esto, paso a analizar un poco este segundo libro de Juande Garduño, tras su gran éxito Y pese a todo... (Dolmen Editorial 2010).
A nivel narrativo, el sello de su autor es claramente identificable: prosa limpia, sencilla y funcional, perfecta para meterse en las situaciones con facilidad, para dejarse arrastrar a su lúgubre imaginario. Sus seguidores no se sentirán defraudados, ya que mantiene intacto el pulso y el extraordinario manejo de la tensión que ya le caracterizó en su primera novela, y ese estilo visual tan cinematográfico que hoy por hoy se considera el estilo moderno de narración, el que demandan los lectores y requieren los editores.
Pero en su primera antología de relatos Juande ha querido ir un poco más allá, experimentar sin dejar de ser fiel a sí mismo, y nos regala algunas joyas, como el críptico cuento El bosque es sabio, o destellos poéticos como El viejo que cada día veía morir el sol desde su azotea. Este último es también un agasajo para los fans del sub-género zombi, que seguramente esperarían ansiosos una nueva aportación por parte de Garduño. Y no les defraudará en absoluto.
Historias de extrema dureza (Amor de madre), asombrosas continuaciones de obras maestras (Hacia el sur o El último caso del Dr. Watson), cuentos de fantasmas y sobre todo innumerables guiños que todo aficionado al género que se precie sabrá reconocer de inmediato.
También cabe destacar el estupendo prólogo del director de cine Miguel Ángel Vivas, que está triunfando en las carteleras con su sorprendente y visceral Secuestrados, y que es el director seleccionado por Vaca Films para llevar a la gran pantalla la adaptación de Y pese a todo...
En resumen, un libro de relatos de consumo rápido pero digestión prolongada, ya que algunos de los cuentos que contiene perdurarán en la memoria durante una buena temporada. Si es que el lector consigue desprenderse de ellos algún día.
Darío Vilas
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