El cruzado

Reseña de la novela de Stephen J. Rivelle publicada por DeBolsillo

A pesar de los años transcurridos, o quizás por ello, El cruzado es una novela que recuerdo con cariño. Fue de las primeras obras “de mayores” que leí, cuando era adolescente, y me sorprendió la agilidad con la que se sumergía en la Historia, en concreto, en la Edad Media.

La narración se nos presenta a modo de diario o de memorias de un supuesto caballero francés que parte a las cruzadas. Este es uno de los puntos más sugerentes del libro, que se presente como verídico por el autor, quien sería un descendiente del protagonista. No obstante, este recurso se va un poco a pique hacia el final de la novela por un inesperado cambio de primera a tercera persona en el narrador. No sé si fue un fallo de traducción, pero a mí me dejó bastante chafado.

La historia, por lo tanto, es una visión de la primera cruzada desde un ángulo cercano. Al ser de la baja nobleza, el protagonista tiene acceso a los puntos claves de este momento histórico pero, al mismo tiempo, es un personaje secundario en los mismos. Las anécdotas que vamos conociendo “de primera mano” sobre vestimentas, supersticiones, costumbres y relaciones amenizan la narración y le dan una visión más humana (aun dentro de lo sanguinario y macabro que se ve el cuadro general).

La prosa, ágil y funcional, conduce bien la trama, pero tampoco deja una huella particular. No recuerdo que el libro tuviera ese tono pesado de falso antiguo ni tampoco una belleza particular. Rivelle lleva de un modo pragmático la historia, para dar más protagonismo al escenario y a la vida de sus personajes que a la escritura en sí a pesar del artificio del diario.

Este punto, la vida de los personajes, acaba revelándose como uno de los más importantes del libro. Si la mayor parte del mismo tenemos la impresión de asistir a una recreación pormenorizada de un episodio de la historia de la humanidad con la excusa de un caballero, al final la trama termina por dar mayor protagonismo a este que al marco y nos sorprende con un giro bastante curioso que sin bien no desarma el conjunto, sí que rompe con la línea general.

En conjunto, queda un libro muy entretenido, de fácil lectura y que da una primera perspectiva interesante de las cruzadas, pero que tampoco va mucho más allá.