La madre

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Un relato de Zabbai Zainib

Nunca hablo de mi infancia. En realidad, no hablo tampoco de mi casa, del pueblo, de mi familia... Y sobre todo, no hablo nunca de mi madre.

¿Acaso porque siento vergüenza? Así es.

Cómo no hacerlo cuando te has criado en un pueblucho de mierda, roído por el hambre y cercado por el calor. Cuando tus recuerdos son tan solo de miseria y estrecheces. Cuando tu casa era un agujero en la tierra, excavado como un silo, que había que encalar cada poco y que tenía el retrete en el corral. Cuando tu padre era ya viejo cuando debía haber sido joven y tus hermanos siempre iban descalzos y tu ropa estaba zurcida a perpetuidad. Y tu madre... pero ya he dicho que no hablo de ella. A mi madre ni mentarla. Que nadie se atreva a pronunciar su nombre.

Cuando logras dejarlo atrás...

Cómo volver aunque sea en la memoria, cómo dejar abierta la puerta siquiera un resquicio, y arriesgarte y asomarte allí. No sea que te atrapen las sombras y los olores del pasado. Y no puedas moverte, no puedas seguir... es mejor irse para siempre. Y no aceptar deudas. Ni una sola.

Por eso no hablo de ella. De ella menos que de nadie.

Porque no era guapa. Y además le faltaban dientes. Y olía a comida y a humo, a lejía, a cal viva. Y tenía las manos ásperas. Y nunca llevó ropa de moda. Y jamás pisó una peluquería...

Y se quitaba el pan de la boca para dárnoslo a nosotros. Y se acostaba más tarde. Y se levantaba más pronto. Me acariciaba el pelo y me cantaba bajito cuando no podía dormirme. Me decía siempre lo bonita que era y me llamaba su chica lista. Me aseguraba que llegaría lejos. Tenía por rutina no quejarse. No lo hizo ni cuando estuvo enferma esa última vez...

Pero yo no hablo de ella. Ni pienso en ella siquiera.

Me digo que es porque me sonroja el pasado. O porque no sirve de nada. O porque conseguí escapar...

Pero la verdad es que me rompería en mil pedazos si flaquease y me dejara envolver un segundo por su recuerdo. Soy demasiado frágil para permitirme error semejante.

Y está también la vergüenza, sí. En realidad siento una vergüenza inmensa que me asfixia. Porque no fui capaz de devolverle tan siquiera una centésima parte de lo que ella nos dio sin aparente esfuerzo.

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Patapalo
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Muy intenso, concentrado como un café negro negro. Amargo también y muy humano. Muy buen relato para una historia dura.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Maundevar
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Duro... muy duro. Me ha entrado un pequeño escalofrío, una especie de angustia, leyéndote. Transmites muy bien el mensaje, llegas al lector.

Para mí parece también un mensaje a muchas madres, todas ellas que dieron TODO sin buscar nada. La verdad es que no sé si es genética o qué, pero un hijo puede llegar a ser algo por lo que volcarías tantas cosas, que llegan a superar hasta los instintos más básicos, anteponiendo su supervivencia a la de uno mismo.

Muy breve pero altera la mente con precisión y "alevosía" :)

 

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Varagh
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Normalmente no suelo participar mucho en los relatos, pero este me ha sorprendido, breve y directo, sin adornos innecesarios, solo lo que hay decir y de forma muy bien dicha...muy bueno.

“Quien vence sin obstáculos vence sin gloria”

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L. G. Morgan
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Muchas gracias, compañeros, me alegra haber sido capaz de trasmitir lo que sentía, tal cuál. Aunque siempre pienso que cuando algo alcanza eco se debe en una parte al propio mundo interno del lector, no basta con lo que uno dice, el "receptor" tiene que poner también de su parte.

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Alexgodmir
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Como ya han comentado es un texto muy denso de contenido. Lo que transmites te golpea en el rostro y sin duda es lo que pretendías conseguir.

Bien llevado y expresado. Me gusta.

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L. G. Morgan
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Gracias Alex. Está escrito en un arrebato: sentía esa misma amargura que rezuma (al margen del vehículo literario para trasmitirla). Por lo que me alegro de que sea esa la impresión.

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Darkus
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¿Qué puedo decir que no hayan dicho ya los compañeros? Nada, absolutamente nada.

Un estupendo relato y una emotiva oda a esas personas que lo dan todo, sin pedir nada.

¡Vivan las madres!

"Si no sangras, no hay gloria"

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L. G. Morgan
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Gracias Darkus.

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