Shutter Island

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Reseña de la película de Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio

 

Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio son un matrimonio muy bien avenido, no hay duda. Desde Gangs of New York, aquel brutal retrato del Nueva York más sórdido de principios del siglo XIX, el director y el actor italoamericanos han contado sus colaboraciones como éxitos asegurados. El Aviador (en mi opinión la más descompensada), Infiltrados, y ahora Shutter Island. En todas ellas Scorsese demuestra que la experiencia es un grado, y en el peor de los casos se muestra como un director eficiente. El caso del intérprete es todavía más llamativo, ya que ha bordado todos sus papeles: bandido con sed de venganza, aviador aventurero (Howard Hughes), policía infiltrado o detective clásico de serie negra. DiCaprio está llegando un nivel difícil de igualar, a medida que sus rasgos faciales adquieren dureza (y su cuerpo se ensancha), ganando muchísimo en presencia. Siempre fue un gran actor, pero ahora es de los que llenan la pantalla con su sola presencia.

Shutter Island arranca con la llegada de un detective y su ayudante a la isla que da nombre al film, dispuestos a investigar la desaparición de una paciente del psiquiátrico para dementes peligrosos que han levantado en ella. Desde los primeros minutos nos embarga una sensación de desasosiego y claustrofobia, ya que Scorsese aprovecha muy bien el entorno cerrado y el clima agresivo de la isla, y lo adereza con una banda sonora muy destacable, quizás una de las que mejor se hilvanan con las imágenes en las últimas décadas, creando una atmósfera opresiva difícil de soportar. En ese aspecto cabe destacar las secuencias oníricas del personaje principal, en las que el director roza el terror puro, creando unas imágenes que se grabarán en la retina de los espectadores por mucho tiempo.

No profundizaré más en el argumento, porque casi todo lo que pudiera decir acabaría por estropear su visionado. Y es que estamos ante una obra encuadrada en el género de misterio. O casi.


 

La película rebosa clasicismo. La época, la forma en que está narrada, las interpretaciones, la ambientación, la música,... Todo nos transporta al cine negro de los años 50, pero con los toques justos de modernidad, sobre todo porque el film se acerca por momentos al terror, incluso con sustos puntuales. Se podría decir que es una suerte de El quimérico inquilino (Roman Polanski) en versión esquizofrénica, y eso son palabras mayores.

En cuanto al reparto, en líneas generales está bien, destacando, como ya he señalado, Leonardo DiCaprio, seguido de Ben Kingsley y con la grata sorpresa de encontrarse al gran Max von Sydow, que parece haber aprovechado su papel en El Exorcista para pactar con el diablo y no envejecer (más). Quizás la participación más floja sea la de Mark Ruffalo, que parece algo perdido en su papel de ayudante del detective. Por más que me caiga en gracia este actor, en esta ocasión no consigue transmitir demasiado, o quizás se quede algo eclipsado por el resto del reparto. La ambigüedad de su personaje tampoco ayuda demasiado, y se limita a repetir gesto de desorientación en todas sus apariciones.

Siendo un film de misterio, se podría decir que el punto flojo de esta película está en lo predecible de la trama, que el espectador va adivinando a cada paso, adelantándose a las supuestas sorpresas y giros de guión. Pero es tan evidente que hasta parece deliberado. Uno puede imaginarse desde las primeras secuencias en la isla lo que pasará al final. Pero el epílogo, esa especie de bucle borgiano tan desazonador, pone el punto final perfecto a esta (casi) nueva obra maestra de la dupla Scorsese – DiCaprio.

Espero con ansiedad la siguiente entrega.

LO MEJOR: La ambientación, las interpretaciones (mención aparte para DiCaprio), las pesadillas del protagonista y el epílogo final.

LO PEOR: Mark Ruffalo, y que el argumento es demasiado predecible.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 209184

Un artículo muy interesante. Coincido en lo expuesto sobre la pareja Scorsese - DiCaprio. Esta película, no obstante, es la única que no he visto, y ya me has dejado con las ganas. Estoy seguro de que me gustará.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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