Los sin nombre

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El mundo donde transcurre la acción de Los Sin Nombre es un lugar de tortura inhumana y sangrientos asesinatos, de terribles iniciaciones, de puertas cerradas, de gritos ahogados... Demasiado parecido al nuestro como para leerlo tranquilo.

SINOPSIS

Habían conducido a su hija a una pesadilla de sangre y horror... Una llamada telefónica de su hija despierta todos los terrores del pasado de Barbara Waugh. Porque Angela había sido asesinada de forma brutal hacía años, disparada a quemarropa en la cabeza. Y si después de todo está viva, ¿dónde se encuentra? ¿Quién la ha mantenido en su poder? ¿Y quién podrá ayudar a Barbara mientras se interna en el mundo perverso que habitan aquellos que han abandonado sus nombres? Pues éste es un mundo de tortura inhumana y sangrientos asesinatos, de terribles iniciaciones, de puertas cerradas, de gritos ahogados...

 

EL AUTOR

John Ramsey Campbell nació en Merseyside, Liverpool, el 4 de enero de 1946. Es escritor de relato corto, novelista y editor. Está considerado por la crítica especializada como uno de los grandes maestros del terror actual. Su precocidad en la escritura, así como el cuidado estilo, le llevó ser publicado por vez primera en 1964 por Arkham House. Aconsejado por su editor, August Derleth, reescribió sus relatos cambiando las localizaciones lovecraftianas por otras, igualmente imaginarias, de su Inglaterra natal. De escritor de pastiche pasó a convertirse en un autor de estilo propio que mostraba, y aún muestra, una facilidad inusitada para asumir el punto de vista de mentes enfermizas con una facilidad, quizá, no vista desde Poe. Esta evolución puede observarse en Demonios a la Luz del Día (Demons By Daylight, 1973), algunos de cuyos relatos contienen elementos de los Mitos, aunque de forma tangencial. Desde entonces Campbell ha publicado gran número de libros, siendo muy recomendable Sólo Entre los Horrores (Alone with the Horrors, 1993).

Su obra puede dividirse en dos grupos, principalmente: novelas realistas y sobrenaturales. Entre las primeras destacan El Rostro que Debía Morir (The Face That Must Die, 1983) sobre un asesino en serie de tendencias homófobas, La Cuenta de Once (The Count of Eleven, 1991) con un asesino obsesionado con el número once y El Único Lugar Seguro (The One Safe Place, 1995) acerca de la crueldad y el horror en el día a día (su gran especialidad). Entre las segundas destacan Encarnado (Incarnate, 1983) que difumina las fronteras entre sueño y realidad, Sol de Medianoche (Midnight Sun, 1990) donde una entidad extraterrestre trata de penetrar en la Tierra a través de la mente de un escritor de cuentos infantiles y Fantasmas Necesitados (Needing Ghosts, 1990) una fantasía que mezcla el horror y la comicidad. Dentro de su faceta de editor, Campbell ha sacado a la luz un gran número de antologías como Nuevos Cuentos de los Mitos de Cthulhu (New Tales of the Cthulhu Mythos, 1980) publicada por Ediciones Valdemar dentro de su extraordinario sello Valdemar Gótica.

 

ANÁLISIS

En 1960 un hombre llamado Frank Bannon, esperando su turno para ser ejecutado en el corredor de la muerte, recibe la visita de un tal doctor Gantz que le interroga acerca del asesinato que cometió tiempo atrás. Bannon le pregunta al doctor acerca de las fuerzas que le obligaron a matar y, cuando éste está respondiendo, son interrumpidos por dos policías uniformados y el alcaide. Kaspar Ganz se llama realmente Jasper Gance y debe ser detenido inmediatamente.

En 1979 Barbara Waugh es una editora dueña de su propia agencia literaria que recibe una extraña llamada de teléfono donde su interlocutora la llama mamá. Pero eso no es posible. Y existe una historia que lo demuestra. En 1966, Barbara recordaba cómo su marido Arthur se encerraba con sus papeles y sus problemas mientras ella estaba embarazada de Angela. Pero todo se quebró abruptamente con una llamada en la que le informaban que su marido había muerto, el mismo día del parto. Su hija, que pronto comenzó a balbucir a amigos imaginarios, no conocería nunca a su padre. En 1968 la pequeña Angela dijo ver un hombre encima de una limusina camino de un entierro y, anteriormente, ya había visto una procesión de personas doradas frente al crematorio. Y para colmo, decía la palabra papi con mucha frecuencia, como si le viese. En 1970, contando Angela cuatro años, Barbara se percató de la presencia de una mujer que parecía anormalmente interesada en la niña. Poco tiempo después, la joven madre descubre que alguien ha recogido a su hija en el parvulario. Un hombre bien vestido y educado que dijo: hola, Angela. Estoy en casa de tu tía Jan. Date prisa o me multarán por estar mal estacionado. La niña se había ido voluntariamente con él.

Algún tiempo después, una mujer que dijo ser psicómetra, trató de encontrar a la niña por medio de sus poderes. Afirmó que la niña tenía visiones y que su interior era hermoso y puro pero, crípticamente, también afirmó que debían encontrarla antes de que la destruyeran. En ese momento se presenta el sargento de policía afirmando que han encontrado su cuerpo: está muerta, de un disparo a quemarropa. Sin embargo, la psicómetra sigue afirmando que está viva. Y supongo que dispararon a otra niña para hacerme creer que era Angela, dijo Barbara con odio. Y ahora, nueve años después de todo aquello, una voz en el teléfono la llama mamá.

 

A partir de este punto se incluyen detalles específicos del argumento de la novela.

 

Barbara recorre buena parte de la ciudad de Londres, sus zonas más tenebrosas, siguiendo las indicaciones de una misteriosa voz, hasta llegar a una casa. Una casa que vuelve a ser mencionada con la aparición de Margery, que dice haber perdido también a su hija. La madre se presenta en el despacho de Barbara y le cuenta la historia del supuesto rapto de su hija Susan. Ella es la persona que le pone tras la pista de una secta que puede tener a ambas niñas, una en la que está prohibido usar el nombre propio. Al poco, Margery aparece muerta en unas escaleras, al lado de un dibujo hecho por Susan que muestra a una escuálida pero adolescente Angela. ¿Existe algún nexo real entre las dos niñas secuestradas? ¿Es realmente Angela la joven que llama por teléfono a Barbara diciendo ser su hija? ¿Qué tipo de visiones o poderes tiene la niña y ya había detectado la psicómetra? Y, mucho más importante que todo eso, ¿quién es Jasper Gance y qué relación tiene con ese grupo de personas que han renunciado a usar su propio nombre en aras de un plan de objetivos desconocidos?

Los Sin Nombre es una novela perturbadora en la que la protagonista va descendiendo por una espiral de locura y desesperación que sólo culmina al final de la historia, en el clímax narrativo, que coincide con el último capítulo. Barbara Waugh es una mujer fuerte que ha sabido sobreponerse a las mayores desgracias que puede sufrir un ser humano: perder a su pareja y a su hija de forma extraordinariamente cruel y violenta. Trabajosamente logra salir a flote de todo ello y, justo cuando empieza a recuperar parte del placer por vivir, reaparece el pasado para tirar por tierra todo lo que ha conseguido. Es demasiado casual para ser un suceso azaroso, pero Barbara ve en ello la oportunidad de recuperar a una hija que creía perdida y se lanza alocadamente a su búsqueda, sin percatarse de que el círculo se va estrechando a su alrededor, de que todas las señales apuntan a que se trata de una trampa. Una trampa cebada por el amor de una madre que además se siente culpable, pero una trampa al fin y al cabo… Y cae de lleno, junto a sus dos acompañantes, en ella.

A comienzo de la novela y mediante el uso del flashback, el autor nos sumerge en las vidas de los diferentes personajes a través de distintas épocas no muy lejanas antes de comenzar la narración principal (¿acaso no es lo que acostumbra a hacer siempre?). Y hay que admitir que Ramsey Campbell es todo un maestro en la descripción de la decadencia. La ambientación de su novela transcurre en la parte más sórdida de la ciudad, un lugar sucio y peligroso, que es el caldo de cultivo ideal para una secta que busca en la niña secuestrada el control de una sombría y arrolladora fuerza psíquica. Basura, pájaros muertos que se mueven por los gusanos que lo están devorando, sombras en la noche… una miríada de detalles que, poco a poco, conforman un cuadro espantoso que vaticina el trágico final como si de un coro griego se tratase. En algunos momentos, la novela recuerda al afamado juego Nazareth Hill, especialmente en lo atinente a los edificios y sus lúgubres interiores, plagados de imágenes fantasmales y el temor a una amenaza oculta tras cada esquina.

Suele acontecer, al menos bajo mi humilde punto de vista, que el planteamiento y el desarrollo de las novelas de Campbell apuntan hacia un final apoteósico que más tarde no se produce. De hecho, y hasta el momento, tengo la impresión de que el anticlímax es la forma que ha encontrado de finalizar sus trabajos y lo tiene casi institucionalizado como marca de autor. Nazareth Hill, Silencio y la presente Los Sin Nombre comparten algo en común con la obra de otro famoso escritor; el estadounidense Dean R. Koontz. El autor de Fantasmas (Phantoms, 1983) tiene el mismo problema que Campbell: no resuelven las tramas de una forma verdaderamente satisfactoria. El comienzo es siempre apasionante y el ritmo del relato engancha (pese a las vueltas y vueltas que da Campbell a la historia), esperando con avidez poder pasar la página y averiguar cómo prosigue la historia. Pero… el final deja esa sensación agridulce que se resume en la brevísima pregunta: ¿Y?

Los Sin Nombre fueron adaptados al cine en 1999 por el director catalán Jaume Balagueró, un verdadero experto en el terror psicológico (que algunos calificamos también como terror inteligente). Si nos olvidamos de OT, La Película (todo escribano echa un borrón de cuando en cuando) el resto de películas a partir de Los Sin Nombre no han hecho sino apuntalar su carrera como uno de los directores españoles más importantes de la actualidad. Darkness (2002), Frágiles (2005) y la saga de [Rec] (2007, 2009 y próximamente en el 2011) han creado una legión de fans que espera con impaciencia cada uno de sus trabajos. La labor de convertir la novela a guión cinematográfico fue todo un acierto al tomar los mejores elementos de la misma y rechazar otros (como el de las capacidades psíquicas de la niña) en una película apoteósica. Sólo el hecho de leer el subtítulo ya provocaba escalofríos: Buscan los límites del mal… Pero el mal no tiene límites.

 

DENTRO DE LA COLECCIÓN

La tercera novela de Ramsey Campbell dentro del sello Solaris Terror supuso una ligera mejora con respecto a sus dos anteriores trabajos. Si bien es cierto, como veíamos más arriba, que el final no es todo lo redondo que sería de desear, no es menos cierto que está más trabajado que otros y cierra todas las líneas argumentales hábilmente abiertas al comienzo del libro. No volveríamos a recibir otra visita de nuestro escritor británico favorito hasta el número 23 de esta colección (El Segundo Nombre), en una historia macabra que supera a Los Sin Nombre… a pesar de seguir la tónica habitual en lo que a finales se refiere.

 

 

Calificación: 80

Título: Los Sin Nombre

Autor: Ramsey Campbell

Editorial: La Factoría de Ideas

Edición: Rústica, 320 páginas

Lo mejor: El ambiente y el terror ante los grupos sectarios.

Lo peor: El final, como siempre.

Resumen: Años después de que su niña fuera asesinada, Barbara Waugh recibe extrañas llamadas telefónicas donde su interlocutora afirma ser su hija. Pero se encuentra en manos de una extraña secta capaz de lo que sea para mantenerla cautiva.

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Patapalo
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Interesante reseña, como siempre, compañero. Me apunto el libro, que la trama me ha resultado muy intersante. Además, soy más lector de ambientes que de finales redondos, así que tampoco me importa que cojee en ese sentido.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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HPLovecraft
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Muy buenas, compañero.

Siendo ese el caso (tu preferencia por los ambientes perturbadores por encima de que el final sea más o menos acertado) creo poder afirmar que la novela será totalmente de tu agrado. Ramsey Campbell es un gran especialista en convertir una sala de fiestas, con música y gente bailando, en lo más parecido a un infierno, con cuerpos de animales moribundos moviéndose y comida putrefacta sobre las mesas.

Un respetuoso saludo.

La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido.

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