Esta noche, sino a lo largo de este fin de semana, empezaré a jugarlo. Debería decir retomarlo pero apenas jugué nada, entre tener que trabajar en la facultad, escribir, leer, amar a mi novia, etcétera, no pude tener tiempo para videojugar, así que pienso estas fiestas reparar el daño. No leo más allá del artículo porque tengo miedo de encontrarme con algún espoiler entre ceja y ceja. Volveré a este, si lo recuerdo, futuramente.
Fall out 3: La guerra nunca cambia
Fallout 3 es el súmmum de las pesadillas postapocalípticas, además de ser una de las propuestas más inteligentes y completas del mundo del videojuego.
Fallout 3 se encuentra en las antípodas del juego de rol oriental. De hecho, podría decirse que Fallout 3 fue concebido para destapar las vergüenzas de un género en peligrosa parálisis, maniatado por ramalazos emos, música machacona, combates aleatorios y linealidad mal disimulada. Es también la prueba palpable de que ser consecuente con el pasado no significa repetirse hasta el infinito. Despierta sentimientos en el jugador, no intenta provocarlos por medio de recursos insustanciales.
El gran acierto de Bethesda es dotar de vida (o más bien, de ausencia de ella) a Fallout 3. El personaje que encarnamos nace ante nuestros ojos, somos él desde su propio alumbramiento. Sus primeros movimientos son los que decidimos con nuestro pad. Y ya entonces, aunque todavía no lo hayamos visto, el Yermo está ahí, rodeándolo todo. Lo percibimos a través de las opresivas paredes del búnker en el que crecemos. La amenaza está siempre presente: fuera, en la superficie, sólo hallarás muerte, radiación. Los adultos inculcan el miedo como único modo de mantener la seguridad dentro del recinto. A diferencia del rol oriental, éste será el único momento del juego en el que hallaremos una estructura lineal, cerrada, pero es así obligado por el desarrollo argumental. De hecho, gracias a esta falta de libertad, el jugador experimentará una sensación pocas veces conseguida en un videojuego: cuando por fin sale al Yermo en busca de su padre, el sol ciega los ojos del protagonista, acostumbrados a la luz mortecina de los fluorescentes. Es entonces cuando ante el jugador y su estómago encogido se despliega de verdad Fallout 3. Un territorio descomunal, aterrador, muerto, desolado, violento. El vértigo que se experimenta al verse liberado de toda restricción es el del protagonista. Puede irse a cualquier lugar, o al menos intentarlo. Dependiendo de su suerte, el juego puede terminar en tres horas o en ochenta. Los restos de una civilización desaparecida están ahí (sus edificios, sus cadáveres, sus emisiones de radio), mientras, entre sus cenizas, aparecen nuevos vestigios de sociedades degeneradas, alucinados reflejos de tiempos perdidos.
Cada decisión que se tome influirá en el juego de forma radical, más allá del convencional sistema de subida de nivel (aquí, eso sí, mucho más elaborado y complejo que en otros juegos). Una contestación a un forastero hará que confíe en nosotros o que quiera matarnos. Nuestra reputación, construida en base a cómo interactuamos con nuestro entorno, nos abrirá las puertas de ciudades fortificadas o nos impedirá contratar a según qué mercenario. La comida cura a corto plazo al protagonista, pero también le envenena con radiación. Los compañeros que decidan seguir al protagonista en su aventura por el Yermo (incluido un perro) pueden morir -y no reviven, como los de los JRPG-, y el jugador realmente llega a lamentar esas pérdidas. El protagonista sólo puede cargar un peso determinado, de acuerdo con su desarrollo como personaje, y si lleva demasiado no podrá correr. Encontraremos las armas entre las ruinas, pero por ello mismo, su estado será ruinoso y se romperán con facilidad al usarlas, por no hablar de lo escaso de la munición. Recorrer el Yermo es una tarea peligrosa y complicada, por lo que podremos ayudarnos de estupefacientes para mantenernos en forma más tiempo. Todo está permitido, pero todo tiene también un precio: robar, salvar vidas, acabar con otras...
Es fútil hablar de las posiblidades de inmersión que ofrece Fallout 3, ya que el juego ha de vivirse en las propias carnes. El jugador se siente más desprotegido que nunca la primera vez que recorre el inabarcable páramo de noche y es atacado por una banda de forajidos o por una criatura monstruosa a la que es incapaz de distinguir en la oscuridad, por lo que aprenderá a ser prudente y dormir siempre que se ponga el sol. Igual que será una misión suicida adentrarse de buenas a primeras en cualquier estación de metro, infestadas de mortales hormigas gigantes, sin ir bien pertrechado. En Fallout 3 nunca se tendrá la sensación de estar totalmente a salvo.
El otro aspecto sobre el que se cimienta la solidez del juego es el de la ambientación y la estética. El mundo de Fallout 3 es una degeneración grotesca y delirante del american splendor de los años 50 y 60, con sus bonitas amas de casa entregadas a su marido, los cuadros de Norman Rockwell, el ardor anticomunista y las casas con un bonito porche. El arsenal de armas a nuestra disposición va desde el práctico bate de béisbol a una hilarante mini-bomba nuclear -toda una pesadilla conceptual-. Los androides que pululan entre las arenas del desierto emitiendo añejas melodías de blues y propaganda cutre son remedos del Robby el Robot de Forbidden Planet. Las tribus salvajes que acechan al protagonista, en cambio, son primas hermanas de las de Mad Max. La mezcla del apocalipsis y el american way of life es tan mordaz como inquietante.
Además, el sistema de combate de Fallout 3 es espectacular y, de nuevo, concede al jugador una gran libertad: se puede optar por disparar a lo loco, como un shooter en primera persona tradicional, o por un sistema más cercano al rol de toda la vida (la acción se para y podemos elegir a qué enemigo disparar y a qué parte de su cuerpo, ateniéndonos a la probabilidad de acierto que se nos ofrece de acuerdo con el arma que utilizamos). La primera opción es más vertiginosa, pero menos efectiva y llamativa (esos disparos ralentizados...). Los gráficos, herederos mejorados de los de Oblivion, también de Bethesda, responden a la perfección las exigencias del argumento.
Fallout 3, en definitiva, es una de las grandes cimas del videojuego contemporáneo. Aspira a todo y lo logra, a excepción de un final que se antoja decepcionante, a pesar de que puede ser diferente de acuerdo a las decisiones que hayamos tomado con anterioridad. Aunque quizás es que lo que de verdad se desea es que el juego no termine, que haya otro asentamiento perdido por descubrir, otro mutante al que batir, otro niño al que salvar... Que se pueda, en fin, impugnar la mítica frase de Ron Perlman con la que empieza y acaba todo en Fallout: War, war never changes…
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Un juego al que recomiendo jugar. Ssí, yo he jugado y a otros de Bethesda como Elders scroll IV: Oblivion, pero este lo supera con creces.
Permite jugar en tercera o en primera persona, así que tanto si eres amante del rol como de los shooters, es tu juego (¡Y si te gustan ambos géneros, Fallout 3 tiene todas las papeletas para estar en el top de tu lista personal!).
Pero dejemonos de alabanzas, lo mejor para saber si un juego te va a gustar, es jugarlo, y lo más parecido antes de hacerlo es ver videos.(¿Seguro?) Yo, que algún voltio me doy por 3D juegos (página que recomiendo), vi antes de jugarlo algunos videos que hicieron que se me caigan las babas (no literalmente ;P):
http://www.3djuegos.com/juegos/videos/2509/fallout-3/
He procurado no soltar ningún spoiler, pero haces bien, juégalo, disfrútalo y luego coméntalo, que seguro que tienes miles de cosas que decir .
No hace falta, Kaplan; saqué otro ratito y leí el artículo. Maravilloso repaso a lo que, efectivamente, ya parece ser un clásico del videojuego, sin siquiera haber pasado por el tiempo. Es curioso este fenómeno que se da mucho en el mundo de la tecnología.
A mí me pone todo ese ambiente postapocalíptico, con los guiños terroríficos al, como bien describes, way of life americano. Yo creo que Fallout 3, tras la tragedia, es una burda ironía a lo que hemos sido, somos, y seguramente llegaremos a ser, por eso la guerra nunca cambia, porque nosotros no cambiamos.
Por todo esto, por su ambientación pero también por su calidad de gráficos, música, y toda la cantidad de referencias que ya he tenido, estoy deseando volver a cogerlo. Ahora me han dado más ganas al terminar tu artículo, al encontrarme por medio con esos rayos cegadores del sol que me desolarán cuando salga al Yermo.
Efectivamente, todavía no lo hice; lo poco que jugué me quedé en su crecimiento, cuando aún anda dentro del búnker con el padre, y esa parte, necesaria seguramente, se hace engorrosa si no divisas nada más.
Estoy seguro de que el esplendor de todo el juego, y con esto la libertad, se asegura una vez estás afuera de tal territorio de luces de neón.
Con sumo placer.
Acabo de provar hoy el juego "Metro 2033".
Confieso que en jugabilidad y gráficos supera al Fallout 3, pero la pega esque es un juego lineal, si bien disimula éste aspecto al darnos cierta libertad al recorrer los diferentes escenarios: Si la misión trata de acompañar a alguien a tal punto, podemos separarnos de él y dedicarnos a inspeccionar un rato por nuestra cuenta, en la busqueda de objetos u horas de diversión extra al encontrar "zonas" que no habíamos explorado esa primera vez que te pasas el juego.
Sin menospreciar el trabajo del autor, voy a intentar hacer un pequeño análisis con mis impresiones.
Creo que Fallout 3 es un juego imposible de valorar desde un sólo punto de vista, pues en toda discusión sobre este título de Bethesda nos encontramos con 2 puntos de vista. Primero, el de la gente que no conocía Fallout y normalmente no ha jugado a mucho rol occidental puro, y en segundo lugar el de la gente que ha jugado a los originales y normalmente también a más juegos del género como Baldur's Gate, Arcanum, etc.
En el primer caso, lo normal es alucinar. Fallout 3 es un The Elders Scroll más, pero mucho mejor hecho. El juego está muy bien ambientado, la banda sonora es fantástica, tiene cierta libertad de diálogo -aspecto inexistente en Oblivion y compañía-, una atmosfera envuelta en humor negro, la historia arranca increíble -aunque no cuaja demasiado bien- y las secundarias son divertidas.
Podríamos decir entonces que Fallout 3 es un gran juego, y no parece tener casi nada reprochable.
Sin embargo, como decía al principio, hay otro punto de vista. Y es el de la gente que ya ha jugado a Baldur's Gate, a Planescape: Torment y, como no, a los Fallout originales. Es en este caso donde la obra de Bethesda queda a años luz de lo que hicieron la gente de BlackIsle (Interplay) allá por el 97.
En Fallout 1, al igual que en la tercera entrega, también comenzamos en un Refugio (en este caso el Refugio 13), y se nos pone en el papel del único candidato que se atreve a salir de la seguridad del refugio para encontrar un chip de potabilización de agua antes de que las reservas del refugio se acaben y todos mueran por deshidratación. Y, por desgracia, eso es quizás lo único que tengan que ver ambos juegos.
El título de Interplay arranca de una forma bastante pesada y aburrida, sales del refugio y tienes que matar unas cuantas ratas por la cueva hasta la superficie, ahí ves la luz por primera vez y empieza la verdadera aventura. Te encuentras en el mapa de un mundo desolado y tienes que elegir hacia donde ir, tu único punto de referencia es el cercano y abandonado refugio 15. Ya está, 139 días (si mal no recuerdo) para buscarte la vida hasta encontrar y devolver un chip de agua. No hay ningún tipo de brújula guía, y nadie parece saber demasiado. Además, en cada viaje te sometes a la posibilidad de infinidad de encuentros aleatorios.
La ambientación difiere bastante en lan tercera entrega frente a los originales, mientras que en la tercera entrega da la sensación de que la guerra ha estallado hace dos días, en las originales sí han sido consecuentes con el hecho de que la guerra pasó hace tiempo. No hay cientos de kilos de basura por ahí tirada, si no que todo es un desierto inmenso, con algunos poblados creados por gente con la chatarra que ha ido pillando. Otra diferencia notable en ambientación es que, en Fallout, cada poblado tiene sus granjas de brahmans, sus pozos, sus comercios... En definitiva, su sustento. En FO3 también encontramos caravanas, brahmans, etc... pero casi sin venir a cuento (no hay una sola granja en todo el yermo, aunque sí brahmans por ahí paseando), como leí una vez en un análisis, FO3 es una especie de parque temático con elementos de Fallout puestos al azar, sin casi concordancia entre ellos.
La libertad de acción y diálogo es INFINITAMENTE inferior en la tercera entrega. Y ya no sólo en cuanto a posibilidades, si no que también en madurez. En Fallout 3 siempre encontramos la buena acción, la acción media y la mala acción (que si destruir o ayudar a salvar megatón, que si ayudar o matar a los vampiros...). En los originales se ha tomado eso de una forma mucho más realista, donde la moralidad no está bien definida y tus actos no están tan claros. Además, los puntos de carisma o inteligencia tienen mucha más relevancia, tener más o menos inteligencia no sólo sirve para tener más o menos puntos de habilidad a la hora de subir de nivel, si no que te sirve para tener muchas más posibilidades de diálogo, o diálogos mejor o peor construidos. De hecho, en casos extremos de estupidez, hasta de no saber ni expresarse como un adulto (un personaje con 2 de inteligencia no dice más que "Rurck rurck...? refuuugio... "). El juego no está pensado para que se lo pueda pasar cualquiera que agarre el teclado como un mero entretenimiento rápido; tienes que ser consecuente con el personaje que vas a crear y actuar como lo haría él. De hecho, puedes pasártelo sin casi meter un solo tiro, si tu personaje está orientado a ser un tipo listo y carismático.
Y así con todos y cada uno de los aspectos. Fallout 3 es una sombra de lo que fue Fallout, tiene un montonazo de elementos de los originales, pero todods enfocados de una forma mucho más casual y sobre todo, menos madura. Cuando juegas a Fallout 3 juegas a un juego ambientado en un mundo post apocalíptico, cuando juegas a Fallout vives en un mundo post apocalíptico. Además de esto, las personalidades de todos los grupos o habitantes están muchísimo, pero MUCHÍSIMO mejor definidas en los originales. Así pues, vemos como los miembros de la Hermandad de Acero son unos fanáticos, extremistas y fascistas hasta el extremo, pero a la vez, devotos de una causa que consideran justa. Y los supermutantes son unos racistas de los humanos que sólo buscan su hegemonía, pero por la razón de que consideran a los humanos inferiores y estúpidos; argumentando que mientras ellos viven entre sí en paz, nosotros nos matamos y buscamos solamente el poder propio (¿Y no es verdad?). Aspectos como la doble moralidad no existen en Fallout 3, donde la Hermandad de Acero son los buenos buenos, y los supermutantes los malos malos.
Hay otros pequeños detalles que hacen de Fallout un producto más completo y rolero que la entrega de Bethesda. Por ejemplo, que todo lo que ocurre va siendo descrito abajo a la izquierda (desde las ropas de una prostituta, hasta como la bala que acabas de disparar atraviesa el cráneo de tu enemigo); además, todas los objetos tienen su descripción, y la radiacción tiene consecuencias más allá de que te quite vida (desde náuseas y cosas así, hasta que te salga un sexto dedo del pie), siempre con una repercusión en tus estadísticas, a veces para bien, normalmente para mal.
Concluyendo, no considero a Fallout 3 un mal juego, pero sí un mediocre juego de rol. Y sobre todo, un pésimo Fallout. Fallout 3 es a Fallout lo que Oblivion es a Baldur's Gate.
Si buscas un juego de rol ambientado en un mundo post apocalíptico elige Fallout (o Fallout 2, para mí uno de los juegos de rol más libres que existen), y si buscas un buen shooter ambientado en un mundo post apocalíptico, elige S.T.A.L.K.E.R (que por cierto, tiene hasta más libertad que FO3). Si has jugado ya a estos, entonces dale una oportunidad a Fallout 3.
Perdón si al final ha quedado un poco tochaco xD.
Me acabaré pillando una consola sólo para poder jugar a cosas de este tipo. Pinta formidable...
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.