Antígenos de Gaia

Reseña del cómic de Fco. Javier Pérez y Vicente Montalbá publicado por Saco de huesos

El género zombi es visceral y primario en muchas de sus aproximaciones. Los cánones del subgénero establecen que hay una amenaza global, imparable y descerebrada frente a la cual hay que sobrevivir, en muchas ocasiones transgrediendo o poniendo en cuestión los límites morales y, en ocasiones, los racionales. Paradójicamente, es también un subgénero que se ha prestado a muchas sublecturas desde sus orígenes: crítica a la sociedad de consumo, retrato de la masa bovina, un nuevo modo de reflexionar sobre quién encaja y quién queda fuera, propaganda del hombre hecho a sí mismo y su valor por encima de las leyes y, por supuesto, denuncia ecologista sobre nuestro colonización y explotación desbocada del mundo.

Este es el hilo conductor que se adivina en Antígenos de Gaia desde su propio título y, sin duda, algo (o mucho) de esto hay. Pero el enfoque va más allá del mero meter el dedo en la llaga evidente. Sí, nos estamos cargando el planeta y vamos a naufragar con él. ¿Y luego? Ahí es donde Fco. Javier Pérez se tira a fondo y aborda una historia escalofriante, transhumanista, con un punto de delirio psicotrópico y, al mismo tiempo, de una gran lucidez. Quienes conozcan su trabajo de narrativa podrán hacerse una idea de su ingenio, su capacidad de análisis y su originalidad a la hora de plasmar ideas interesantes.

Hay que advertir, al mismo tiempo, que por su formato breve (es un cómic de unas 48 páginas), el autor no se anda con paños calientes, sino que va directamente al meollo y nos arrastra sin piedad por una historia que, sí, está plagada de zombis, pero no es una de aventuras con monstruos por doquier, sino una obra más bien de horror metafísico o fantasía apocalíptica y oscura.

Vicente Montalbá se encarga de la parte gráfica con la misma osadía y maestría. Desde la primera página, de una carnalidad cruda e intensa, hasta la última viñeta, de una festividad macabra no exenta de su punto dionisíaco, va encajando en el lector un golpe tras otro, con poesía y dureza. Sin duda, no es un cómic para todos los públicos, ni para todos los estómagos, pero, si se conecta con él, es de los que dejan poso. En cualquier caso, no puede dejar indiferente.

La edición de Saco de huesos incluye, además, el relato ilustrado Raspa, rey de la osamenta, así como algunos extras sobre la realización del cómic. Aunque el formato es modesto, en tapa blanda sin solapas, se trata de una edición cuidada.

En conclusión, Antígenos de Gaia es una voz discordante e insoslayable en el maremagnum zombi que hemos presenciado los últimos años. Una propuesta muy arriesgada por lo explícito de sus ilustraciones y lo brutal de su argumento, no en el sentido gore (que también lo hay), sino en cuanto al calado del mismo. No apto para almas sensibles. Pero es que el fin del mundo conocido es así, claro.